Por Stefano Bonilauri*
Siempre he sostenido que un gran
líder como Jomeini merece ser recordado no sólo con motivo de aniversarios y
conmemoraciones, sino también el resto del año. Esto es porque su
ejemplo, no sólo político y religioso, sino también humano y moral, es una
formidable lección para las generaciones presentes y futuras, por lo que hay
que propagar y extender su mensaje, con la máxima energía. Jomeini, aquellos
que lo conocieron de cerca pueden confirmarlo, era un hombre muy sencillo. Odiaba
las cosas complejas, artificiosas y artificiales, y por esta razón prefería a
la gente sencilla, a la gente que venía del pueblo.
Y el pueblo lo correspondía,
apreciando su honestidad y su espontaneidad. Era, desde este punto de vista,
todo lo contrario del Shah que a la vez gustaba de llenarse de la hipocresía y de
la pompa, de acuerdo a la etiqueta tradicional de los monarcas y gobernantes. Si
el Shah representaba para los iraníes un líder de distancia e inalcanzable,
arrogante y pomposo, al contrario, Jomeini era un hombre como ellos, que
hablaba su idioma y entendía sus sentimientos y sus aspiraciones, mientras que
al mismo tiempo podía tranquilizarlos con su gran sabiduría en asuntos
religiosos, políticos y espirituales. El Shah era un padrastro, un tirano; Jomeini,
sin embargo, era un padre en el verdadero sentido de la palabra: un hombre
severo pero sensible, profundamente unido a su propio pueblo. No es
casualidad que sus palabras eran un consuelo y una fuente de esperanza en los
duros años del Shah: los iraníes escucharon las cintas y cintas que vinieron en secreto desde el exterior, desde el lugar de exilio de Jomeini.
Cuando se hizo la Revolución y el
Shah huyó como un regente sorprendido robando los bienes de su protegido durante
su minoría de edad, Jomeini regresó a Irán. El pueblo iraní le dio la
bienvenida como un hijo acepta el regreso de su padre de la guerra o tras una
larga pena de prisión. Jomeini representaba el líder tan esperado, el
hombre que finalmente era capaz de interpretar las necesidades y aspiraciones
de una nación que hasta entonces había sido aplastada y sin ser escuchada. Por
supuesto, la estela de Irán y el Islam chií, a la que Jomeini había dado voz,
no resultó aceptable para Occidente, especialmente Estados Unidos, así como a
los reyes y líderes políticos del Oriente Medio sunnita. Ellos habían
entendido el alcance del mensaje de Jomeini, que era muy revolucionario e
innovador, tan estrechamente ligado a la Tradición y al deseo de Identidad del
pueblo. Fue por esta razón que rápidamente Occidente y sus aliados en el
Medio Oriente comenzaron a practicar tramas subversivas contra el Irán
revolucionario. La reacción más llamativa fue sin duda la guerra puesta en
marcha por el Iraq de Saddam Hussein, que aspiraba a recuperar la confianza de
los Estados Unidos atacando a Jomeini.
Fue una guerra que causó un dolor
sin fin para ambas partes, y que, según las expectativas tendría que resolverse
con el rápido colapso de Irán. En lugar de eso, Irán resistió
enérgicamente durante ocho años, siempre rechazando al enemigo. Esa guerra
demostró la fuerza y el poder de la revolución iraní, y las grandes cualidades
de un líder como Jomeini. Los iraníes se mantuvieron siempre fieles,
siguieron su invitación a resistir y luchar, y esto fortaleció el país y la
Revolución. Hoy, gracias a los duros obstáculos superados en el pasado, Irán es una
gran potencia. Algo muy diferente de lo que era en el momento del Shah,
cuando el país era de un dominio indiscutible de los estadounidenses y los
británicos. Con Jomeini, Irán recuperó su libertad y su soberanía, indicando
a otros pueblos que luchan cual es el camino a seguir. Irán es el socio
indispensable e imprescindible para cualquier país que aspira a la
independencia de Occidente. Trata de igual a igual con las grandes
potencias como Rusia y China, y puede darse el lujo de rechazar el diktat arrogante de los Estados Unidos y
la Unión Europea. Jomeini nos ha enseñado que un país puede ser libre con
una revolución que en primer lugar debe ser cultural y, después, política.
La toma de conciencia generada
por la cultura, por las palabras, por los mensajes de esperanza y lucha, puede
producir el milagro revolucionario y político. Es por eso que la lección
del gran líder Jomeini vale no sólo para Irán, sino también para el resto del
mundo, incluyendo a sus enemigos.
* Secretario Nacional de Socialismo Patriottico
Traducido por Pueblo Indómito
Original en italiano en la web de Socialismo Patriottico
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