Por Ernesto "Che" Guevara
En esta forma avanzaremos aún más rápidamente. Acostumbrándonos a pensar como masa, a actuar con las iniciativas que nos brinda la gran iniciativa de la masa obrera y las iniciativas de nuestros máximos dirigentes; y, al mismo tiempo, actuar siempre como individuos, permanentemente preocupados de nuestros propios actos, permanentemente preocupados de que nuestros actos no manchen nuestro nombre ni el nombre de la asociación a que pertenecemos.
En el momento en que la defensa del país era la tarea más importante la juventud estuvo presente. Hoy la defensa del país sigue ocupando el primer lugar en nuestros deberes. Pero no debemos olvidar que la consigna que guía a los jóvenes comunistas está íntimamente unida entre sí: no puede haber defensa del país solamente en el ejercicio de las armas, prestos a la defensa, sino que, además debemos defender el país construyéndolo con nuestro trabajo y preparando los nuevos cuadros técnicos para acelerar su desarrollo en los años venideros. Ahora esta tarea adquiere una importancia enorme y está a la misma altura que la del ejercicio directo de las armas.
Cuando se plantearon problemas como éstos la juventud dijo presente una vez más. Los jóvenes brigadistas respondiendo al llamamiento de la Revolución invadieron todos los rincones del país. Y así, en pocos meses y en batalla muy dura -donde hubo incluso mártires de la Revolución, mártires de la educación-, pudimos anunciar una situación nueva en América: la de que Cuba era el territorio libre de analfabetismo en América.
Reciben, y en algunos casos más de lo que dan: adquieren experiencias nuevas, una nueva experiencia del contacto humano, nuevas experiencias de cómo viven nuestros campesinos, de cómo es el trabajo y la vida en los lugares más apartados, de todo lo que hay que hacer para elevar aquellas regiones al mismo nivel que los lugares más habitables del campo y las ciudades. Adquieren experiencias y madurez revolucionarias.
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