Por Fernando Roldán
El Acuerdo Transatlántico sobre
comercio e inversión (TTIP) es un convenio que está siendo negociado entre la
Unión Europea y los Estados Unidos. Los objetivos de dicho tratado son eliminar
las barreras al comercio entre las dos potencias (aranceles, normativa,
restricciones) simplificando así las relaciones comerciales dando lugar a la
creación de un mercado único entre la UE y EE.UU.
Las negociaciones han sido
iniciadas entre la Comisión Europea al mando del Comisario de comercio y el
representante comercial de EE.UU. Ni el parlamento europeo ni los diversos
gobiernos nacionales tienen lugar en dichas negociaciones, siendo un secreto todo
avance en éstas. Nadie ha consultado a los países europeos si desean entablar
negociaciones con Estados Unidos. Se trata pues de un ataque directo a la
soberanía nacional de nuestros pueblos.
Los defensores del Tratado argumentan que
dicha liberalización del mercado supondrá ingentes beneficios tanto para la UE
como para Estados Unidos. La UE podría obtener unos beneficios de
aproximadamente 11900 millones de euros anuales y EE.UU. unos 95000 millones
con tan solo eliminar la normativa innecesaria. La formación de este mercado
único daría lugar a la creación de empleo a ambos lados del Atlántico.
Suena bien, pero si observamos atentamente los
objetivos del tratado podremos comprobar que se trata de una jugada perfecta de
las grandes corporaciones y lobbys empresariales. La creación de esta zona
única supondría hacer una equivalencia entre las normativas de las dos
potencias, dando lugar a la degradación de la normativa europea, más exigente
que la estadounidense.
Esto supondría un grave retroceso
en derechos laborales, como los convenios colectivos, la libre asociación y el
salario mínimo. La apertura del mercado de servicios daría lugar a la
privatización de éstos, que podrían quedar en manos de corporaciones
extranjeras. Nuestra sanidad y educación quedarían a merced de grandes empresas
cuyos únicos objetivos serían lucrarse mediante cualquier medio.
Pero esto no termina aquí. La degradación de
la normativa europea supondrá la entrada en el mercado de productos
anteriormente prohibidos pero comercializados en Estados Unidos como pueden ser
la carne de animales alimentados a bases de hormonas, los alimentos
transgénicos y productos químicos dañinos relacionados con el cáncer y la
diabetes. En el ámbito medioambiental supondría la introducción en Europa del
fracking, práctica denunciada por los colectivos defensores del medio ambiente
pero extensamente realizada en EE.UU. Para regular la diversa normativa se
creará un consejo de cooperación, que permitiría a las corporaciones y a los
políticos aprobar la normativa que deseen sin el consentimiento de los
ciudadanos.
Como podemos comprobar el TTIP se trata del
enésimo intento del gran capital para monopolizar la riqueza, someter a los
pueblos, eliminar las conquistas sociales e hundir las economías nacionales. El
voraz capitalismo no se contenta con obtener inmensos beneficios sino que busca
acumular más y más riqueza aunque esto suponga condenar a la miseria a países
enteros. Es necesario que España y el resto de pueblos europeos se opongan
radicalmente al TTIP, no vamos a permitir que hagan de Europa su coto privado.
Desde Junta Sindicalista decimos NO al TTIP y apoyaremos toda movilización
popular contra el tratado.
Por la soberanía de los pueblos. Antes muertos
que esclavos.
Extraído de Junta Sindicalista
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