Por Álvaro Astray
Soldado musulmán defiende una Iglesia de los ataques del ISIS en Siria
El otro gran beneficiado es el
atlantismo. Gracias a esta criminalización puede tener a la opinión pública de
su parte para acabar con “el enemigo musulmán”. Y esto lo usaran para acabar
con su instrumento en Oriente Medio, el ISIS, como para acabar con regímenes
incómodos para su poder, como la Siria baasista o la República Islámica de
Irán. Los europeos con conciencia crítica debemos plantearnos varias
cuestiones. La primera es saber diferenciar entre las ramas del islam, para
evitar ser engañados.
La mayoría de suníes y chiitas –incluida
las ramas esotéricas como el sufismo-, practican su religión con fe, sin
imponerla al resto, y respetando a las distintas creencias. Un ejemplo claro es
el régimen sirio, donde creyentes musulmanes y cristianos conviven pacíficamente,
y tras el ataque financiado por occidente a su país, lo defienden frente a las
ratas salafistas. También tenemos al régimen chiita de Irán, que está ayudando
a los cristianos atacados por el Estado Islámico (2).
La secta wahabita, también
conocidos como salafistas o takfiríes, es la que nos debe preocupar. Esta secta
es muy popular en Arabia Saudí, al estar muy ligada a su familia real. Tras el
descubrimiento de petróleo en 1938 en su territorio, ha dedicado mucho dinero a
difundir su mensaje. Entre su interpretación rigurosa y falsa del Islam se
encuentra la difusión de la yihad
exterior, es decir, de conquistar territorios de infieles, incluidos los
que ellos llaman falsos musulmanes y pasar por el cuchillo a todo el que se
oponga. Las ramas principales del islam dan importancia solo a la yihad interior, que es un cambio
espiritual con uno mismo.
Esta secta wahabita es la que financia
la construcción de mega-mezquitas en Europa, y la que quiere la islamización de
nuestro continente, y es contra la que hay que luchar. Sin embargo, el
verdadero islam, el que se mantiene en sus fronteras es un fuerte aliado
geopolítico y geoestratégico. Es un contrapeso al poder del atlantismo en la
zona, y lo podemos ver claramente en Irán o Siria, ambas atacadas por el
imperialismo de una u otra forma. También era un ejemplo la Iraq baasista o la
Libia de Gadafi, ambos países convertidos en estados fallidos y nidos de
terroristas tras la eliminación de sus gobiernos socialistas y nacionales.
Notas:
El Islam en Europa si es un problema.
ResponderEliminarDice que no lo sea el escrito?
EliminarEn la última frase de este breve pero interesante artículo dice: "También era un ejemplo la Iraq baasista o la Libia de Gadafi,..."
ResponderEliminarSupongo que ahí hay un pequeño error, pues el gobierno laico de Iraq antes de derrocarlo y convertirlo en un atolladero era la Iraq de Sadam Hussein. creo recordar.
Saludos.