Por Fernando Roldán
El Nacional-Sindicalismo no es una doctrina de salón ni es vacua palabrería, es una doctrina revolucionaria cuyo objetivo es eliminar el imperante orden burgués y construir un Estado de carácter sindical e hispánico. El verdadero militante nacional-sindicalista debe estar atento y combatir si es necesario y cuando sea preciso a todos aquellos supuestos “camaradas”que corrompen nuestra doctrina, transformando a ésta en un chovinismo burgués de corte derechista.
Este giro a la derecha castra toda posibilidad revolucionaria, convirtiéndonos en los guardianes del sistema, en los sirvientes del capital. Estos pseudorevolucionarios intentarán convencernos con palabras abstractas y nos hablarán de conspiraciones; nos dirán que debemos defender la propiedad privada, aunque sea ilícita, nos mostrarán las bondades del empresariado y del capitalismo, maldecirán todo movimiento de carácter popular que nazca de nuestro propio pueblo, que ha decidido manifestarse, e incluso achacarán todos los males del país al inmigrante, aunque éste sea una victima más del sistema al igual que nosotros.
Debemos plantar cara a estos supuestos patriotas, desenmascarando sus mentiras y desmontando sus falacias. Nuestra obligación es defender el verdadero carácter de la doctrina nacional-sindicalista frente a la reacción, hacerles ver que somos sus más implacables enemigos y que nuestro espíritu revolucionario no claudicará ante nada ni nadie.
Sólo si depuramos nuestras filas y nos deshacemos de los sectores derechistas, podremos poner en marcha un proceso revolucionario y llevar al pueblo español a la victoria en todos los campos en la que ésta sea requerida, frente a todos los poderes económicos y financieros que nos oprimen. Por eso, convencidos hoy día plenamente de nuestra tarea y de su realización, decimos alto y claro: ¡Fuera la reacción! ¡Viva la revolución!
Extraído de: Junta Sindicalista
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