jueves, 12 de marzo de 2015

UNIDAD Y TRINIDAD DE LA LUCHA DE LIBERACIÓN

Por Carlo Terracciano

También hay que señalar que las Tres Liberaciones (Nacional, Social y Cultural) están absolutamente interrelacionadas y son interdependientes.

No puede haber verdadera libertad de un pueblo que no las contempla todas, aunque ciertamente en términos de tiempo de desarrollo, la Liberación Nacional es prioritaria y propedéutica de las otras dos. Pero incluso en su logro no puede prescindir de la realización, al menos en embrión, de las estructuras esenciales para la liberación social del pueblo y etno-cultural de la Comunidad nacional en su conjunto. No puede haber Libertad Política del y en el Estado que no logre la Libertad Social y Económica de su gente y que no instaure su propia Identidad Cultural.

Así que no puede haber Libertad y prosperidad socio-económica en un país ocupado y subyugado a los intereses financieros y estratégicos de la potencia invasora, que con el fin de favorecer el estado de esclavitud del ocupado por el ocupante, trata de anular intencionalmente la base social y cultural, mediante la imposición de cualquier forma de deformación y desarraigo de sus tradiciones.

Deformación que afecta tanto a las víctimas directas de tal desarraigo, como ahora sucede con las masas de la clase baja del Sur del Mundo obligadas a emigrar, como a los trabajadores europeos, amenazados en su identidad cultural e histórica, tanto en su supervivencia social, frente a una masa de explotados lanzados como carne de cañón en el mercado de la producción y el consumo.

La globalización del mercado de trabajo es la forma más moderna de racismo sutil y de  explotación deshumanizada y esclavitud, desde los días de la deportación anglo-estadounidense de los esclavos negros de África. Se presupone y promueve la guerra entre los pobres del sur y del norte del mundo en beneficio de las clases dominantes de ambos.

Y, finalmente, es impensable conquistar y mantener la libertad política, nacional y social, para un pueblo sin raíces y Valores fuertes de referencia, esclavizado en las mentes y en las almas incluso antes que en los cuerpos. Y es bastante obvio que tal pueblo, ahora reducido a una masa informe bajo la dictadura de los más bajos instintos y de la búsqueda más materialista del máximo beneficio, no se plantearía siquiera el objetivo de su liberación y la solidaridad entre sus miembros, en ausencia ahora todo vínculo comunitario, y de cualquier referencia a lo ideológico, político, religioso, en una palabra de toda identidad comunitaria.

No hay necesidad de especificar que el individualismo, el hedonismo y el libertarismo solipsista, así como  el liberalismo, representan la negación más directa de la verdadera, auténtica liberación en todos los ámbitos de la vida comunitaria.

Esto siempre sucede cuando a la Libertad como aspiración no va unida la Responsabilidad como principio interiorizado de vida y de evaluación.

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