Por Carlo Terracciano
También hay que señalar que las
Tres Liberaciones (Nacional, Social y Cultural) están absolutamente interrelacionadas
y son interdependientes.
No puede haber verdadera libertad
de un pueblo que no las contempla todas, aunque ciertamente en términos de
tiempo de desarrollo, la Liberación Nacional es prioritaria y propedéutica de
las otras dos. Pero incluso en su logro no puede
prescindir de la realización, al menos en embrión, de las estructuras
esenciales para la liberación social del pueblo y etno-cultural de la Comunidad
nacional en su conjunto. No puede haber Libertad Política
del y en el Estado que no logre la Libertad Social y Económica de su gente y
que no instaure su propia Identidad Cultural.
Así que no puede haber Libertad y
prosperidad socio-económica en un país ocupado y subyugado a los intereses
financieros y estratégicos de la potencia invasora, que con el fin de favorecer
el estado de esclavitud del ocupado por el ocupante, trata de anular
intencionalmente la base social y cultural, mediante la imposición de cualquier
forma de deformación y desarraigo de sus tradiciones.
Deformación que afecta tanto a
las víctimas directas de tal desarraigo, como ahora sucede con las masas de la
clase baja del Sur del Mundo obligadas a emigrar, como a los trabajadores
europeos, amenazados en su identidad cultural e histórica, tanto en su
supervivencia social, frente a una masa de explotados lanzados como carne de
cañón en el mercado de la producción y el consumo.
La globalización del mercado de
trabajo es la forma más moderna de racismo sutil y de explotación
deshumanizada y esclavitud, desde los días de la deportación
anglo-estadounidense de los esclavos negros de África. Se presupone y promueve la guerra entre los pobres del sur y del norte
del mundo en beneficio de las clases dominantes de ambos.
Y, finalmente, es impensable
conquistar y mantener la libertad política, nacional y social, para un pueblo
sin raíces y Valores fuertes de referencia, esclavizado en las mentes y en las almas incluso antes que en los cuerpos.
Y es bastante obvio que tal pueblo, ahora reducido a una masa informe bajo la
dictadura de los más bajos instintos y de la búsqueda más materialista del
máximo beneficio, no se plantearía siquiera el objetivo de su liberación y la solidaridad
entre sus miembros, en ausencia ahora todo vínculo comunitario, y de cualquier
referencia a lo ideológico, político, religioso, en una palabra de toda
identidad comunitaria.
No hay necesidad de especificar que el individualismo, el hedonismo y el libertarismo solipsista, así como el liberalismo, representan la negación más directa de la verdadera, auténtica liberación en todos los ámbitos de la vida comunitaria.
Esto siempre sucede cuando a la
Libertad como aspiración no va unida la Responsabilidad como principio
interiorizado de vida y de evaluación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario