Por Claudio Mutti
En los Comentarios a la leyenda del Maestro Manole,
dedicados al tema del sacrificio en el que se inspira la leyenda rumana
de Maestro Manole, Eliade muestra que tal tema está ampliamente
difundido en las culturas del continente eurasiático. En una página de
este estudio se indica como ejemplar la historia de una heroína que
inspiró al autor la más hermosa de sus obras teatrales: Ifigenia (1).
“Ifigenia –escribe Eliade –es
sacrificada para que pueda efectuarse la expedición contra Troya.
Podríamos decir que Ifigenia adquiere un ‘cuerpo de gloria’ que es la
propia guerra, la propia victoria; vive en esta expedición, del mismo modo que la mujer del Maestro Manole vive
en el cuerpo de piedra y cal del monasterio” (2). El sacrificio de
Ifigenia pertenece por tanto a la categoría de los sacrificios de
construcción de los cuales encontramos testimonios de un lado al otro de
Eurasia. “Las prácticas y las creencias referentes a los sacrificios de
construcción –escribe de hecho el propio Eliade –se encuentran un poco
por todas partes en Europa, pero en ninguna parte han dado lugar a una
lectura popular comparable a la del Sureste” (3).
Por “Sureste” Eliade entiende la
península balcánica, pero las tradiciones populares húngaras nos
muestran que una leyenda idéntica a la del Maestro Manole está presente
también en la cuenca carpática: la balada de székely de Kömives Kelemen,
de hecho, se refiere a la construcción de la ciudadela de Déva, en
Transilvania (4). Según Ladislao Bo’ka, “la variante székely es
probablemente de origen griego, pero transmitida por los eslavos
mediorientales” (5).
En todo caso, “el motivo de una
construcción cuyo cumplimiento exige un sacrificio humano encuentra
testimonios en Escandinavia, y entre los Fineses y los Estonios, entre
los Rusos y los Ucranianos, entre los Germanos, en Francia, en
Inglaterra, en España (…) El descubrimiento de esqueletos en los
fundamentos de los santuarios y de los edificios del Oriente Próximo
antiguo, en la Italia prehistórica y en otros lugares, pone fuera de
duda la realidad de tales sacrificios” (6).
Pero entre los hermanos espirituales de
la Ifigenia de Eliade no está sólo Maestro Manole: está también el
pastorcillo de la balada popular rumana de Mioriţa [La
ovejita]. Es algo que hace observar oportunamente Mircea Handoca, que
indica que “la visión de conjunto, los valores y los significados que el
escritor atribuye al mito [se sitúan] en un espacio espiritual y
miorítico” (7) y llama la atención sobre estas palabras de Ifigenia:
“¡He aquí cómo caen los astros en mis nupcias! El murmullo de las aguas,
el susurro de los abetos, el gemido de la soledad: ¡todas las cosas son
como las he conocido!”. En efecto, el tema de la muerte como casamiento
es dominante en las últimas palabras de Ifigenia: “Recordad –dice la
heroína de Eliade a Agamenón – es una tarde de nupcias. Ahora, de un
momento a otro, seré esposa… ¿Por qué todos han callado y no se oyen ya
los cantos serenos de las vírgenes? […]Pero, ¿por qué no se oyen ya
cantos de boda? ¿Por qué los invitados no enlazan guirnaldas de flores
de colores encendidos y la esposa se ha quedado con el vestido negro del
día? […] ¡Traedme el velo de esposa!” Son palabras esencialmente
análogas a las del pastorcillo de Mioriţa: “Diles sólo –que me
he casado –con una reina –la esposa del mundo; -que en mi boda –ha caído
una estrella”. Estudiando la balada de la Ovejita vidente, Eliade dirá que “la muerte asimilada a un matrimonio es [un motivo folclórico] arcaico y hunde sus raíces en la prehistoria” (8).
El tema del sacrificio generador de
victoria estaba ya claramente presente en la Ifigenia de Eurípides. “Yo
–dice la protagonista de la tragedia en cuestión – vengo a dar a los
Griegos una salvación que aportará la victoria. Llevadme, yo soy la que
expugnará la ciudad de Ilio y de los Frigios” (9). Por tanto, no le
falta razón a François Jouan cuando ha equiparado la “devotio” (10) de los Romanos al sacrificio de la heroína de Eurípides. Devotio, como se sabe, era en la religión romana la forma particular de votum según la cual el general se inmolaba a sí mismo con el fin de conseguir la victoria en el combate. “Fuerza y victoria” (vim victoriamque)
pide a los dioses el cónsul Decio Mure, al mismo tiempo ofreciente y
víctima sacrificial (11). Esta concepción del autosacrificio que libera
la fuerza y produce la victoria tiene ecos en Racine, que hace decir a
su Ifigenia: “La sentencia del destino quiere que vuestra felicidad sea
fruto de mi muerte. Pensad, señor, pensad en los sembrados de gloria que
la Victoria ofrece a vuestras manos valerosas. Ese campo glorioso, al
cual todos vosotros aspiráis, si mi sangre no lo riega, es estéril para
vosotros[…] Ya Príamo palidece; ya Troya alarmada teme mi fuego” (12).
En las leyendas referentes a los
rituales de construcciones y en las creaciones artísticas inspiradas por
el mito de Ifigenia circula por tanto una misma concepción: la que un
famoso folclorista ha resumido en estos términos: “El padre (en el caso
de Ifigenia) o el marido (en los cantos populares), ofreciendo a la hija
o a la mujer, se ofrecen a sí mismos, de ahí que esa sustitución une en
el ámbito humano y divino al sacrificante y a la víctima” (13). Pero
también este concepto, en definitiva, había ya sido expresado por las
Escrituras hindúes: “La víctima (pashu) es sustancialmente (nidânêna) el sacrificante mismo” (14).
Notas:
1. M. Eliade, Ifigenia (traducción y ensayo de introducción de C. Mutti), Edizioni all’insegna del Veltro, Parma 2010.
2. M. Eliade, Commenti alla leggenda di Mastro Manole, en: M. Eliade, I riti del costruire, Jaca Book, Milán 1990, p. 90. Cfr. M. Eliade, Mastro Manole e il Monastero d’Arges, en Da Zalmoxis a Gengis-Khan, Ubaldini, Roma 1975, pp. 146-168.
3. M. Eliade, Struttura e funzioni dei miti, en Spezzare il tetto della casa, Jaca Book, Milán 1988, p. 74. Para la amplia literatura referente a este tema, véase G. Cocchiara, Il ponte di Arta, en Il paese di Cuccagna, Einaudi, Turín 1956, pp. 84-125. Dado que ni Cocchiara ni Eliade hacen mención de la leyenda ligada a la construcción de los juros de Kazan’ (República Autónoma Tátara), que de 1239 a 1552 fue capital del Canato tártaro, permítaseme remitir a la traducción de la respectiva balada mordovina, en: C. Mutti, Kantele e krez. Antologia del folklore uralico, Arthos, Carmagnola 1979, pp. 60-63.
4. C. Mutti, Canti e ballate popolari ungheresi, Quaderni italo-ungheresi, Parma 1972, pp. 95-104.
5. L. Bóka, Ballate popolari transilvane, “Corvina”, Budapest, octubre 1940.
6. M. Eliade, Struttura e funzioni dei miti, cit., p. 75.
7. M. Handoca, Mitul jertfei creatoare, [Il mito del sacrificio creatore], “Manuscriptum” (Bucarest), a. V, n. 1 (1974).
8. M. Eliade, La pecorella veggente, en Da Zalmoxis a Gengis-Khan, cit., p. 208.
9. “soterìan Héllesi dòsous’ érchomai nikefòron. Ágeté moi tàn Ilìou kaì Frygôn heléptolin” (Iphig. Aulid., 1473-1476).
10. F. Jouan, Notes complémentaires, en: Euripide, Iphigénie à Aulis, Les Belles Lettres, París 1983, p. 152.
11. T. Livio, Ab Urbe condita, VIII, 9.
12. “Et les arrêts du sort – Veulent que ce bonheur soit un fruit de ma mort. – Songez, Seigneur, songez à ces moissons de gloire – Qu’à vos vaillantes mains présente la Victoire. – Ce champ si glorieux, où vous aspirez tous, – Si mon sang ne l’arrose, est stérile pour vous. […] Déjà Priam pâlit. Déjà Troie en alarmes – Redoute mon bûcher” (J. Racine, Iphigénie, 1535-1540, 1549-1550).
13. G. Cocchiara, Il paese di Cuccagna, Einaudi, Turín 1956, p. 120.
14. Aitareya Brahmana, II, 11.
2. M. Eliade, Commenti alla leggenda di Mastro Manole, en: M. Eliade, I riti del costruire, Jaca Book, Milán 1990, p. 90. Cfr. M. Eliade, Mastro Manole e il Monastero d’Arges, en Da Zalmoxis a Gengis-Khan, Ubaldini, Roma 1975, pp. 146-168.
3. M. Eliade, Struttura e funzioni dei miti, en Spezzare il tetto della casa, Jaca Book, Milán 1988, p. 74. Para la amplia literatura referente a este tema, véase G. Cocchiara, Il ponte di Arta, en Il paese di Cuccagna, Einaudi, Turín 1956, pp. 84-125. Dado que ni Cocchiara ni Eliade hacen mención de la leyenda ligada a la construcción de los juros de Kazan’ (República Autónoma Tátara), que de 1239 a 1552 fue capital del Canato tártaro, permítaseme remitir a la traducción de la respectiva balada mordovina, en: C. Mutti, Kantele e krez. Antologia del folklore uralico, Arthos, Carmagnola 1979, pp. 60-63.
4. C. Mutti, Canti e ballate popolari ungheresi, Quaderni italo-ungheresi, Parma 1972, pp. 95-104.
5. L. Bóka, Ballate popolari transilvane, “Corvina”, Budapest, octubre 1940.
6. M. Eliade, Struttura e funzioni dei miti, cit., p. 75.
7. M. Handoca, Mitul jertfei creatoare, [Il mito del sacrificio creatore], “Manuscriptum” (Bucarest), a. V, n. 1 (1974).
8. M. Eliade, La pecorella veggente, en Da Zalmoxis a Gengis-Khan, cit., p. 208.
9. “soterìan Héllesi dòsous’ érchomai nikefòron. Ágeté moi tàn Ilìou kaì Frygôn heléptolin” (Iphig. Aulid., 1473-1476).
10. F. Jouan, Notes complémentaires, en: Euripide, Iphigénie à Aulis, Les Belles Lettres, París 1983, p. 152.
11. T. Livio, Ab Urbe condita, VIII, 9.
12. “Et les arrêts du sort – Veulent que ce bonheur soit un fruit de ma mort. – Songez, Seigneur, songez à ces moissons de gloire – Qu’à vos vaillantes mains présente la Victoire. – Ce champ si glorieux, où vous aspirez tous, – Si mon sang ne l’arrose, est stérile pour vous. […] Déjà Priam pâlit. Déjà Troie en alarmes – Redoute mon bûcher” (J. Racine, Iphigénie, 1535-1540, 1549-1550).
13. G. Cocchiara, Il paese di Cuccagna, Einaudi, Turín 1956, p. 120.
14. Aitareya Brahmana, II, 11.
Traducido por Javier Estrada, extraído de Cultura Transversal
Fuente: Revista Eurasia
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