Por Alexandr Dugin
Alain de Benoist, Alexander Dugin y Robert Steuckers. Moscú, 1992.
Ya en fecha tan lejana como los años 80 del s. XX,
el representante francés de la “nueva derecha” (“Nouvelle
Droite“) Alain de Benoist, prestó atención a las ideas de
Gramsci desde el punto de vista de su potencial metodológico.
Benoist, tanto como Gramsci, reveló la fuerza de la metapolítica
como un tipo especial de actividad intelectual que prepara (en forma
de “revolución pasiva”) el futuro progreso político y
económico. El éxito de la “Nueva Izquierda” en Francia y en
Europa en general demostró la eficacia de este método.
A diferencia de la mayoría de los intelectuales
franceses de la segunda mitad del siglo XX, Alain de Benoist no apoyó
el marxismo, lo cual hizo de su posición algo un tanto aislado. Al
mismo tiempo, de Benoist construyó su filosofía política a partir
del rechazo radical de los valores liberales y burgueses, negando el
capitalismo, el individualismo, el modernismo, el atlantismo
geopolítico y el eurocentrismo occidental. Por otra parte, opuso
“Europa” y “Occidente” como dos conceptos antagónicos:
“Europa” para él es el campo donde se despliega un logos
cultural especial, que procede de los griegos e interactúa
activamente con la riqueza de las tradiciones celta, alemana, latina,
eslava y otras tradiciones europeas; y “Occidente” es el
equivalente de la civilización mecanicista, materialista y
racionalista basada en el predominio de la tecnología por encima de
todo. Después de O. Spengler, Alain de Benoist entiende “Occidente”
como la “decadencia de Occidente” y, junto con Friedrich
Nietzsche y Martin Heidegger, se convenció de la necesidad de
superar la modernidad como nihilismo y el “abandono del mundo por
el Ser (Sein)” (Seinsverlassenheit).
Occidente, a su entender, era sinónimo de liberalismo, capitalismo y
sociedad burguesa – todos lo que la “Nueva Derecha” demandaba
superar. La “Nueva Derecha”, al mismo tiempo, estaba de acuerdo
con el significado fundamental de la esfera de la “sociedad civil”
dado por Gramsci y sus seguidores. Así, Alain de Benoist llegó a la
conclusión de que el fenómeno llamado “hegemonía” es un
conjunto de estrategias, actitudes y valores, que consideró en sí
mismo un “mal absoluto”. Esto condujo a la proclamación del
principio del “gramscismo de derecha”.
El “gramscismo de derecha” significa el
reconocimiento de la autonomía de la “sociedad civil en el sentido
de Gramsci” con la identificación del fenómeno de la hegemonía
en este área y la elección de su propia posición ideológica en el
lado opuesto de la hegemonía. Alain de Benoist publica la obra
titulada “Europa, Tercer Mundo. El mismo combate”, que está
construida en su totalidad sobre los paralelismos entre el Tercer
Mundo y la lucha contra el neo-colonialismo burgués occidental, y el
deseo de las naciones europeas de liberarse de la dictadura burguesa
de la sociedad de mercado, la moral liberal y la práctica mercantil,
que sustituyeron a la ética de los héroes (W. Sombart).
La gran importancia del “gramscismo de derecha”
para la Teoría del Mundo Multipolar, es que esta comprensión de la “hegemonía” puede
asumir una posición más allá del discurso marxista y de izquierda,
y rechazar el orden burgués en la superestructura (la sociedad
política y civil), así como en la base (la economía), y hacerlo no
después de que la hegemonía se convierta en un hecho planetario
total y global, sino en sustitución suya. Esto es lo que implica el
matiz en el título de otra obra de Alain de Benoist, “Contra el
Liberalismo”, a diferencia del libro “Después del liberalismo”
de Immanuel Maurice Wallerstein. Como para Benoist es imposible en
cualquier caso confiar en el “después”, y no se debe permitir
que el liberalismo se haga realidad como un hecho consumado, debemos
estar contra el liberalismo ahora, hoy, combatirlo en cualquier
posición y en cualquier parte del mundo. La hegemonía ataca a
escala planetaria, encontrando sus partidarios tanto en las
sociedades burguesas desarrolladas como en las sociedades donde el
capitalismo no se ha establecido completamente. Por lo tanto, la
contra-hegemonía debe ser aceptada más allá de las limitaciones
ideológicas sectarias. Si queremos crear un bloque contrahegemónico,
debemos incluir en su composición a todos los representantes de las
fuerzas anticapitalistas y antiburguesas – izquierda, derecha, o no
susceptibles de clasificación (el propio Benoist enfatiza
constantemente que la división entre “izquierda” y ” derecha”
está obsoleta y que no satisface la posición escogida; hoy es mucho
más importante saber si alguien está a favor de la hegemonía o
contra ella).
El “gramscismo de derecha” de Alain de Benoist
nos lleva de nuevo al “Manifiesto Comunista” de Marx y Engels
que, al margen de su llamada exclusiva y dogmática a “deshacerse
de otros compañeros de viaje”, insta a la creación de la Alianza
Revolucionaria Global que reúna a todos los enemigos del capitalismo
y de la hegemonía, a todos los que se oponen esencialmente a ella.
Al mismo tiempo, no importa qué se asume como alternativa positiva;
en este caso, es más importante la presencia de un enemigo común.
De lo contrario, de acuerdo con la “Nueva Derecha” (cuyos
representantes rechazan ser llamados de “derecha”, el nombre se
lo pusieron sus opositores), la hegemonía será capaz de dividir a
sus opositores por razones artificiales, para oponerlos unos a otros
con el fin de derrotar con éxito a todos ellos por separado.
Extraído del artículo Contra-hegemonía en la Teoría del Mundo Multipolar, publicada en La Cuarta Teoría Política.
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