Por Thierry Maulnier
Reconocer realmente el hecho de la lucha de clases no es reconocer que exista un odio misterioso y gratuito entre dos facciones de la sociedad, sino reconocer que la organización de esta sociedad es tal, que una de sus facciones no puede ejercer y acrecentar su poder, sino a expensas de la segunda, y que ésta no puede defender la dignidad personal de sus miembros y mejorar su condición material, sino luchando contra la primera.
Es, por consiguiente, afirmar que no se pone fin a la lucha de clases en las voluntades y en las conciencias si no se le ha vencido de antemano en la misma estructura social, y por la transformación de esta última. Toda negación idealista, toda situación sentimental de los antagonismos de clase son hipocresía o ceguera.
Extraído de su libro Más allá del nacionalismo
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