Ramiro Ledesma con la bandera de la II República de fondo, bandera que fue empleada tanto por las JONS como por Falange Española.
No
necesitamos violentar lo más mínimo nuestras ideas ni rectificar el
programa político y social que defendemos para dedicar un elogio y
un aplauso al régimen republicano. LA CONQUISTA DEL ESTADO lleva
publicados cinco números. Su íntegro bagaje ideológico y táctico
se nutre de aspiraciones muy distintas a esas que quedan enmarcadas
en una forma de gobierno. La voluntad del pueblo español se ha
decidido de un modo magnífico y vigoroso por la República, y
nosotros, férvidos exaltados de la energía nacional, hispánica,
celebramos su disciplinado triunfo. ¡Viva la República! Nunca hemos
creído subversivo este grito, que hoy es y representa el clamor
entusiasta de los españoles. Todos cuantos estiman que la emoción
primera de las luchas políticas es la voluntad del pueblo, deben hoy
acatar sin reservas a la República. Así lo hacemos nosotros, con la
indicación incluso de que en esta hora la defensa de la República
es la defensa nacional.
Ahora
bien, los entusiasmos primeros, los saludos y los vítores, van a
tener una fugaz y rapidísima vigencia. Serán suplantados por la
enérgica decisión de que el Estado republicano naciente sea un
producto de la misma entraña hispánica, leal a los afanes de
nuestro pueblo, y concentre las auténticas eficacias, que son las de
índole social y económica.
Dentro
de la República, iniciaremos en la vida española las propagandas de
responsabilidad nacional y de lealtad suprema a los imperativos de
nuestro pueblo. Y, además, la estructuración económica que nos
distingue: sindicación obligatoria de las industrias, control por el
Estado hispánico de las economías privadas y entrega de tierra a
los campesinos.
La
República llega rodeada de alientos liberales. Con más de un siglo
de retraso; el pueblo exalta hoy mitos ineficaces, y hemos de impedir
que se le hurten las verdaderas conquistas de esta época. Nada de
estancarse en la fase mediocre de una socialdemocracia más. Nada de
pelea ante enemigos inexistentes. Y sí, en cambio, enderezar el
coraje a los objetivos grandiosos: el poderío hispánico, la
justicia social y económica.
La
República naciente hará posibles las batallas actuales. ¡Nadie nos
niega hoy la libertad, camaradas! Hacen falta, pues, otros gritos y
otros disparos más certeros. Ha triunfado en España la fase liberal
de la Historia, y bien está ahí, abriendo los caminos nuevos. ¡Que
la parada sea de muy pocos minutos! Otros pueblos vienen ya de
regreso, y conseguirán las primicias de nuestra época. Que es,
digámoslo claro, antiliberal, antiburguesa.
La Conquista del Estado, número 6, 18 de abril de 1931
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