Por Javier Morillas
En un país con una estructura
económica de carácter tan marcadamente oligárquico como es España, ciertamente
el tema de la nacionalización de la Banca, tan consustancialmente joseantoniano,
tenía que levantar resquemores. Así una hábil campaña en defensa de la "rentabilidad"
de la Banca privada, del "trauma" que supondría para nuestra economía
su desaparición, etc., viene realizándose desde muy diversos sectores, y ya
varios partidos, de los llamados "obreros", se conforman con sólo
nacionalizar "algunos" de los grandes bancos.
Si en el año 1934, José Antonio
escribe en los puntos iniciales que: "Defenderemos la tendencia a la
nacionalización del servicio de Banca"; en el programa mantenido para las elecciones
de febrero de 1936 afirma que: "Si la Falange llega al poder, a los quince
días será nacionalizado el servicio de crédito, acometiéndose inmediatamente
-sigue añadiendo- el problema agrario. Quizá llegue pronto el día en que me vea
obligado a responder a estas cosas." Obviamente nos mantenemos en los mismos
términos.
Permítasenos una brevísima
introducción al tema planteado. Para la configuración de nuestra República
Sindicalista, como claramente dijo José Antonio: "Subiremos del hombre a
la familia y de la familia al municipio y, por otra parte, al sindicato, y así
culminaremos en el Estado, que será la armonía de todo." Este Estado del
que habla José Antonio en nuestra sociedad sindicalista está formado por el
nuevo Parlamento del Pueblo o Cámara Legislativa, confluencia de la voluntad
popular centrada en dos Cámaras: la de los sindicatos, cuya célula base es el
sindicato de empresa, y la Comunal o de los Municipios, con base en cada uno de
éstos. La función ejecutiva la ostentaría el Gobierno salido de ambas Cámaras,
con las funciones y atribuciones por ellas encomendadas. No existe -dicho sea
de paso- la falacia tan manida por el franquismo de la utilización de la
familia como cauce de participación; en nuestra concepción, la familia -y no
tal como está ahora- es una célula de realización personal y nunca de
participación política. José Antonio aclaró también esto al señalar que:
"La vida de España ha de basarse -textos inéditos página 282- en los
municipios y en los sindicatos." De igual forma que los municipios se
hallan luego agrupados a nivel comarca¡, provincial y regional, los distintos
sindicatos de empresa (a cuyos respectivos trabajadores corresponde la
propiedad, gestión y beneficios) se hallan agrupados a nivel nacional por ramas
de producción.
Sin embargo, esta configuración
de la sociedad podría traer como consecuencia pugnas o rivalidades entre los
distintos sindicatos. Es por ello por lo que se configura al máximo nivel la Cámara
de los Sindicatos -coordinadora y planificadora de la economía mediante planes indicativos-
y por lo que a la sociedad, en su conjunto, al nuevo Parlamento del pueblo, y
por delegación de éste a su Gobierno se le reserva un instrumento para su
arbitraje. Este instrumento es el crédito. Es decir, ese arbitraje se realiza
mediante el control de las fuentes de financiación.
Así, pues, lo que en los
programas de determinados partidos puede ser "un punto más" sobre
"nacionalizaciones" y "estatificaciones", en nosotros, tan
opuestos a la burocratización de la economía, éste de la nacionalización de la
Banca se convierte en un punto básico. La Banca nacionalizada sería regida en
régimen de cogestión por representantes de la Administración, de los sindicatos
y de los empleados de Banca, "de forma que -como ha dicho Narciso Perales-
no sea nunca un refugio cómodo y brillante para los políticos, ni se sirvan
otros intereses que los nacionales".
No hay país en el mundo en donde
las empresas dependan tanto de los bancos como en España. Las empresas
españolas tienen una dependencia financiera tal, de los bancos, que éste solo hecho
favorece ya, por sí solo, un incremento de la inflación. Con datos del año
1976, España bate todos los records de la OCDE, con una proporción de 134 por
100 de la deuda sobre capital propio. Es decir, por cada peseta que obtienen
suscribiendo en la Bolsa, las empresas se endeudan con los bancos en 1,34
pesetas. En EE.UU. se señala que la actual pausa en la recuperación económica iniciada
a fines de 1974, está motivada por la actitud de algunos de sus grandes bancos
de reducir sus préstamos a las empresas. En el caso de nuestro país, en el que
las posibilidades de financiamiento son siempre difíciles, la situación de la
dependencia tiende a agravarse y, en este año de 1977, según las previsiones,
los sectores industriales que mejorarán la situación serán aquellos que menor
porcentaje tienen en la proporción de la deuda sobre el capital propio, en
tanto que los sectores de la industria pesada y de la construcción, por
ejemplo, verán incrementar su endeudamiento.
En España, cada grupo financiero
importante tiene un banco, que está al servicio de las empresas del grupo. Es
decir, recauda dinero del ahorro nacional y lo canaliza a los negocios del grupo:
la Banca privada, a través de la creación del dinero bancario, amplía
enormemente su potencial y es un reto permanente al poder político general del
país.
Esta situación tiende a agravarse
extraordinariamente. La Banca internacional está esperando que se la dé la
definitiva "luz verde" para instalarse en nuestro país. Dentro de la
lógica del gran capitalismo imperante en España, no hay razón para que estando
ya instaladas las multinacionales, no lo estén sus correspondientes entidades
bancarias mundiales. La primera declaración en torno al tema hecha por un Gobierno
español en los últimos cuarenta años, la hizo el Gobierno Suárez en un capítulo
sobre política monetaria "a fin de estimular la competencia, en el ámbito
financiero se considera conveniente la presencia de entidades financieras
extranjeras en el mercado español". Las visitas de Juan Carlos y Suárez a
Estados Unidos tuvieron mucho que ver con esto y también el proceso hacia la
fusión iniciado por algunas entidades bancarias españolas con vistas a su
fortalecimiento y en espera de acontecimientos.
La Banca siempre ha sido, y es,
el soporte básico para un golpe reaccionario de la derecha. Por ello, José
Antonio consideraba su nacionalización -y no el mito de la "Banca
sindical"- como el ineludible primer golpe de mano de nuestra revolución.
Una nacionalización rápida, con el fin 'de que el Gobierno revolucionario pueda
controlar la liquidez, el crédito, las huelgas de inversión, y pueda evitar que
el poder de los grupos capitalistas boicotee la efectividad de la nueva
política económica.
Imaginémonos cuál sería el poder
desestabilizador de la Banca en una situación como la descrita en el párrafo
anterior, ateniéndonos a algunos hechos recientes. Por ejemplo, durante las elecciones,
en el mes de junio, los bancos hicieron descender brutalmente la concesión de
créditos -situación en la que los primeros dañados a nivel de empresas son los
pequeños y medianos empresarios-. Al mismo tiempo, la burguesía nacional, y, en
concreto, tres de los siete grandes bancos del país, Banesto, Central y
Santander (primero, tercero y sexto, respectivamente), apoyaban de forma
económicamente masiva la autoritaria opción fraguista. (Los intereses multinacionales
se hallaban ampliamente representados en la opción centrista.)
Después de las elecciones se
dedican a continuar creando "ambiente" de desastre económico, y como
el barómetro del sistema capitalista en un país lo da su Bolsa se dedican a
jugar con ésta. El intento de Barrera de Irimo cuando era presidente de la
Telefónica -con el apoyo tácito del Ministerio de Hacienda- de vincular a la
Bolsa a un accionariado popular, tuvo los resultados deseados con las famosas
"matildes"; con apoyo de la televisión y con una engañosa campaña hicieron
subir las acciones hasta cuatrocientas pesetas...; luego, en 1977, estas
acciones se cotizaban a noventa pesetas, sin contar con la inflación habida en
ese tiempo. Así, pues, estos pequeños ahorradores, a los que se quería implicar
en ese Vaticano nacional del capitalismo, huyeron despavoridos. Así son
poquísimos los españoles particulares que acuden a los mercados de valores, y
la Bolsa quedó para los inversores institucionales, para los fondos de
inversión y sociedades de cartera, dependientes todas ellas de los bancos. No
resulta, pues, nada difícil hacer caer las cotizaciones, cosa que puede decidirse
en cualquier momento. Basta con que se pongan de acuerdo en los tipos de
interés, si tenemos en cuenta que son siete los grandes bancos que controlan la
mitad del dinero de los españoles.
Si simultáneamente a la caída de
la Bolsa, algunas de las grandes empresas de las que están conectadas a los
bancos empiezan a proclamar supuestas dificultades, con suspensiones de pagos, etc.,
y, paralelamente, se orquestan nuevas zancadillas a través de las Cámaras de
Comercio y organizaciones patronales -también bajo el control de la Banca-, el
panorama lo pueden poner verdaderamente negro. Hay que tener en cuenta,
asimismo, que la gran Banca tiene sus propios periódicos, con sus editoriales,
artículos fantasmas y todo su poder de penetración en la opinión pública. Al
mismo tiempo, y para los periódicos más "revoltosillos", las
inversiones publicitarias -en su mayoría también en manos bancarias- se pueden
reducir a cero y es sabida la importancia que para el mantenimiento de un
periódico o una revista tienen los ingresos percibidos por anuncios publicitarios.
El pensamiento joseantoniano se
puede jactar de varias cosas, todavía no suficientemente valoradas, al cabo de
cuarenta y tres años de ser formulado. A nivel general, el hecho de haber dejado
impresa en el país una conciencia potencialmente revolucionaria, como reconocía
hace años el profesor Tierno. Y a nivel concreto, el haber popularizado una
conciencia antimonárquica, el haber inculcado como necesaria la tantas veces
prometida reforma agraria y el haber hecho asumibles y populares consignas como
la de "¡Nacionalización de la Banca!".
Dejemos, pues, claro que para
nosotros la Banca es el puntal de la burguesía, la pieza clave, el tendón de
Aquiles del sistema capitalista.
Texto sacado del libro "Una brecha para la revolución en España"
No hay comentarios:
Publicar un comentario