El sistema capitalista español
está eufórico y no es para menos, ha encontrado la horma de sus zapatos: un gobierno
de lacayos que responde a sus necesidades. Las entidades financieras, las
multinacionales, los especuladores han hecho mucho dinero. Se ha inflado el capital
en detrimento del trabajo. Subempleo, sobreexplotación, salarios de
subsistencia, regateo en los topes salariales, paro, SOBRE TODO MUCHO PARO, es
la otra cara de la moneda.
¿A quién ha servido el
crecimiento económico?
¿Han mejorado las condiciones de
los trabajadores?
¿Se ha echado toda la carne en el
asador para acabar con el paro, especialmente duro en la juventud española?
Las élites económicas y su servil
gobierno del PSOE son los verdaderos amos. Ellos manejan la situación bajo un
mismo objetivo: los intereses del capitalismo español y su poder -el poder del
dinero- ofrecen siempre la misma salida a un problema que ya nos suena a
letanía rancia:
"Apretarse más el cinturón,
moderación de los salarios, más productividad...".
Para nosotros, los jóvenes, la
situación se agrava día a día y lo estamos comprobando directamente: incremento
del paro, sin apenas subsidios, trabajo negro en condiciones de explotación,
contratos eventuales... y lo que es peor, la dependencia familiar, la pérdida
de objetivos en la vida.
El Gobierno sabe que una juventud
marginada es un peligro para su modelo de sociedad y necesita calmarla, domarla
y manipularla. Su Plan de Empleo Juvenil no es más que una excusa barata, una
válvula de escape. La Administración de González sabe que muchos jóvenes
agobiados por la presión familiar y su necesidad particular aceptarán las
condiciones que imponga el mercado laboral. Ni siquiera se obliga a las empresas
con ganancias a contratar jóvenes, todo es voluntario... según las necesidades
y los intereses del capitalismo.
¡Basta ya! ¿Es que no cuentan los
intereses de los jóvenes?
Mientras sigamos inmersos en el
sistema que funciona siguiendo un único principio, LA LEY DEL MÁXIMO BENEFICIO
PARA EL CAPITAL, seguirá habiendo paro y marginación, especialmente entre la
juventud.
Es necesaria una política radical
y alternativa diseñada para el servicio de la Comunidad y no para los intereses
particulares de la Banca, las multinacionales y los especuladores.
Octavilla distribuida por la Coordinadora Alternativa Solidarista en
las movilizaciones de trabajadores con motivo de la huelga general del catorce
de diciembre de 1988
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