Por Antonello Patrizi
Convención en la que se celebraba la primera década de existencia de la Escuela
En
los primeros días de abril de 1930 Niccolò Giani funda en Milán,
junto a un grupo de jóvenes mayoritariamente universitarios, la
Escuela de Mística Fascista: “Para la gran mayoría de nuestros
compañeros "escribía Giani- nuestra revolución era contemplada
con relación a sus logros concretos, el aspecto profundamente
espiritual del fascismo se les escapaba en todo o casi. Frente a tal
petrificación de nuestra revolución nos levantamos” (1)
La
Escuela (que se autotituló Sandro Itálico Mussolini, hijo de
Arnaldo Mussolini prematuramente desaparecido) se proponía “difundir
mediante conferencias y publicaciones, los principios conformadores
de la Mística Fascista y su realización especifica” (2). “No
busquéis más allá, escribía Giani director de la Escuela hasta
1941- mirad el fascismo, preparaos para conocerlo y lo amareis,
estudiadlo y se convertirá en vuestra idea. No será para vosotros
una cadena sino un vínculo de amor que enlace con un estadio más
grande para la humanidad. Será para vosotros y para todos la aurora
de un nuevo día”.(3)
La
actividad de los jóvenes místicos se centraba en reuniones
públicas, abiertas a todos puesto que afirmaban- “el Fascismo es
apostolado al que todos pueden acercarse con corazón sincero para
sentir la belleza y tomar conciencia de la altura de la misión que
la providencia ha confiado al Duce”(4). El inspirador del grupo de
jóvenes de la Mística fue Arnaldo Mussolini (5) que con el discurso
Conciencia y deber,
pronunciado durante la inauguración del tercer año de la escuela,
suministró a los jóvenes místicos lo que consideraron su
manifiesto ético-político, “el espíritu que os anima había
afirmado Arnaldo Mussolini- está en perfecta sintonía con el
transcurrir del tiempo que no conoce barreras ni límites críticos;
Mística constituye una llamada a una tradición ideal que revive
transformada y recreada dentro de vuestro programa de jóvenes
fascistas renovadores. [...] Para nosotros el problema de los jóvenes
es una cuestión de formación sólida del carácter y para vosotros
los jóvenes se resume en la indisoluble unidad de este binomio:
conciencia y deber. [...] El mañana debe ser mejor que el hoy. En
una palabra, vosotros debéis ser mejores que nosotros. No me
disgusta ver en vosotros a jueces severos e intransigentes con cosas
y personas. [...] Las cuestiones de estilo incluso en asuntos menores
deben tener para vosotros una importancia singular, esencial. Todo
joven fascista debe sentir el orgullo de su juventud unida al sentido
de sus propios límites [...] cualquier mácula en el estilo, estará
siempre fuera del espíritu y fuera de los hábitos fascistas. Las
miserias no son dignas del siglo veinte. No son dignas del Fascismo.
Nos son dignas de vosotros”.(6)
El culto al Duce,
como fundador y máximo intérprete del fascismo y de su misión
histórica, se colocó en el centro de la actividad de las Escuela de
Mística Fascista. “Toda auténtica revolución mundial escribía
Giani- tiene su mística, que es su arca santa, es decir el conjunto
de ideas-fuerza que están destina a desplegarse y actuar sobre el
subconsciente de los hombres. La Escuela ha surgido precisamente para
extraer del núcleo del pensamiento y de la acción del Duce estas
ideas-fuerza. La fuente, la única, exclusiva fuente de la mística
es de hecho Mussolini, solamente Mussolini. ¿Es que acaso ignorando
o no conociendo a fondo el pensamiento del Duce se puede afirmar que
se es fascista? Nosotros decimos que no. Que el fascismo no es
instinto sino educación y por ello es conocimiento de su mística,
que es conocimiento de Mussolini”(7) En el estudio de Mussolini,
único y auténtico “evangelio del fascismo”, los jóvenes de la
mística encontraban todas las respuestas, “solo Su palabra puede
dar respuesta exacta y perfecta a nuestras dudas, puede aplacar
nuestras ansias,
puede disipar
nuestras dudas. He aquí por qué razón Sus actos y Sus discursos
deben ser nuestro viático cotidiano, nuestro breviario de cada día,
la respuesta rápida a todas nuestras angustias secretas. He aquí
por qué los jóvenes debemos tenerlo siempre cerca y estudiarlo con
amor, conocerlo sin lagunas, profundizando en él sin descanso. [...]
Dudas y pesimismo, miedos e incertidumbres desaparecen cuando se abre
la página correcta y se lee el pensamiento preciso del jefe. Esta
alegría y esta riqueza deben ser generales: es lo que queremos; y
para ello debemos lograr la exposición orgánica de todo Su
Pensamiento y de toda Su Acción”(8).
La
fe se consideraba por los “místicos” como uno de los principales
valores de la militancia política, Giani “fue sobre todo un
creyente y un intransigente.. Algunos podrían denominarlo un
fanático [...]. Su espíritu se rebelaba contra cualquier forma de
compromiso; en el terreno de la fe no admitía componendas;
lo bello, lo bueno, lo
verdadero están a un lado de la trinchera; en el otro lado lo feo,
el mal, la mezquindad”.(9) Los jóvenes de la mística se sentían
parte de una orden religiosa, de hecho en la consigna dada a la
Escuela por Mussolini había dicho de ellos: “La mística es más
que partido orden. Quien forma parte de ella debe estar dotado de un
gran fe. El fascismo debe tener sus misioneros, es decir que sepan
persuadir de la intransigencia de la fe. Es la fe la que mueve
literalmente- las montañas. Esta podría ser vuestra
consigna.”(10).
Fueron
frecuentes los llamamientos desde la Escuela para combatir el
espíritu burgués en todas sus formas: “rechazamos escribía
Giani- con todas nuestras fuerzas a aquellos que querrían sofrenar
la Revolución reduciéndola a diligente y disciplinado guardián de
sus pequeñas o grandes, pero siempre miserables, fortunas, olvidando
que al Fascismo hay que servirle y no servirse de él [...] Señalemos
a los temerosos, a los remolones, a todos los que en la revolución
han visto y continúan viendo solamente al carabinero que debe
garantizar su respetuosa tranquilidad doméstica”.(11)
“Tenía
según Daniele Marchesini- una actitud intolerante ante todo cuanto
no fuese fanáticamente ortodoxo y se opusiera a la realización de
un fascismo revolucionario. Mantenía [...] una polémica llevada con
sinceridad, honestidad y buena fe contra el “arribismo” y el
“conformismo”, contra una jerarquía esclerotizada por la
burocrática mentalidad de las media tintas” (12). Los jóvenes de
la mística debían formar a los hombres, a los hombres nuevos, a los
italianos de Mussolini, “solo cuando un valor escribía Giani- o
un principio se hace connatural hasta el punto de convertirse
exigencia irrevocable, o sea estilo, es históricamente operativo. Y
el estilo, solamente el estilo es revelador de la capacidad de los
hombres nuevos y el estilo distingue realmente al fascista”(13). La
mística debía representar no una “concepción cultural”, sino
un modo de vivir fascista, “no quiere suministrar cultura, ni
doctrinarismo, sino que ellas es y quiere ser maestra de vida: que
todo vuelve a los hombres, ha dicho Mussolini”(14).
“Somos
de los místicos afirmaba Giani en el Encuentro nacional organizado
por la Escuela en 1940 sobre el tema Por
qué somos de los místicos-
porque somos de los intransigentes, de los sectarios, si tal cosa
puede decirse, del Fascismo, partisanos por antonomasia y por ello
mismo, para el burgués clásico, también absurdos [...] por lo
demás en lo imposible y en lo absurdo solamente no creen los
espíritus mediocres. Pero cuando existe la fe y la voluntad, nada es
absurdo [...] La historia es y será siempre un absurdo: el absurdo
del espíritu y de la voluntad que somete y vence a la materia: es
decir la mística. Fascismo igual a Espíritu, igual a Mística,
igual a Combate, igual a Victoria, porque creer no se puede si no se
es místico, combatir no se puede si no se cree, avanzar y vencer no
se puede si no se combate”.(15)
El estallido de la
guerra representó para los jóvenes de la Escuela el banco de
pruebas de su capacitación, “una revolución había escrito F.
Mezzasoma vicedirector de la Escuela- que quiera mantenerse y
perpetuarse en el tiempo tiene necesidad de poner a prueba bajo el
fuego de la guerra la idea de la cual ha surgido y por la cual
combate” (16). En la primavera de 1943 serán 16 los caídos (cinco
las Medallas de oro) de la Escuela. Niccolò Giani cayó en Albania
el 14 de marzo de 1941. Se le confirió la Medalla de Oro al Valor
Militar a título póstumo por los siguientes motivos:
“Voluntariamente, como ya había hecho otras veces, asumió el
mando de una dura patrulla de asalto, a la cual se le había confiado
una misión arriesgada. Combatiendo contra fuerzas superiores en
numero, con gran coraje las atacó usando bombas de mano, haciendo
prisionero a un oficial. Rodeado, dispuso con soberbia calma y
decisión a sus hombres para resistir. Falto ya de municiones, se
lanzó contra el enemigo a la cabeza de los escasos supervivientes, a
bayoneta calada, para no ser capturados. Mientras que en pie lanzaba
su última granada y arengaba a los arditi con su heroico ejemplo, al
grito ¡Adelante Bolzano,
Viva Italia! , cayó
herido de muerte. Magnifico ejemplo de sentido del deber, de excelso
valor y amor patrio.”(17) Su muerte fue coherente con el ideal de
una vida entendida como sacrificio y heroísmo, era el retorno de la
enseñanza de Arnaldo: “Ser siempre entusiastas, jóvenes, lleno el
espíritu de alegría, alegres de combatir y alegres de morir, para
dar a este mundo que nos rodea la forma de nuestros sueños y de
nuestros ideales”(18).
NOTAS:
(1)
Libro e moschetto, 20 marzo 1930.
(2)
D. Marchesini, La Scuola dei gerarchi, Feltrinelli, Milano 1976.
(3)
N. Giani, Aver coraggio, Dottrina fascista, settembre 1937.
(4)
ACS, Segr. part. Duce, carteggio ord. N. Giani, 509017, fasc. SMF,
programma della Scuola per l anno XI.
(5)
Cfr. M.Ingrassia, Lidea di Fascismo in Arnaldo Mussolini, ISSPE,
Palermo 1998.
(6)
A. Mussolini, Coscienza e dovere, in Il Popolo d Italia, 1 dicembre
1931.
(7)
Generazioni di Mussolini sul piano dell impero, estratto dalla
rivista Tempo di Mussolini, n. 2 1937.
(8)
idem.
(9)
F. Mezzasoma, Niccolò Giani discepolo di Arnaldo, in Dottrina
fascista, luglio 1941.
(10)
D. Marchesini, La Scuola dei gerarchi, cit.
(11)
N. Giani, Aver coraggio, cit.
(12)
D. Marchesini, Un episodio della politica culturale del regime: la
Scuola di Mistica Fascista, in Rivista di Storia Contemporanea, n. 1
1974.
(13)
N. Giani, La mística come dottrina del fascismo, in Dottrina
fascista, aprile 1938.
(14)
Idem.
(15)
N. Giani, Perché siamo dei mistici, in Dottrina fascista,
gennaio-marzo 1940.
(16)
F. Mezzasoma, Il cittadino della nuova Italia, in Dottrina fascista,
febbraio-marzo 1942.
(17)
ACS, Segr. part. Duce, carteggio ord., N. Giani, busta 985, fasc.
509017/2, segreteria politica del PNF.
(18) A.
Mussolini - F. Belfiori - L. Gagliardi, Arnaldo: la rivoluzione
restauratrice, Settimo Sigillo, Roma 1985.
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