Por Antonio Moreno Ruiz
Hace años dije que renunciaba a entender dos cosas: La política árabe y el
peronismo. Con todo, al final los avatares de la vida se imponen y uno tiene
que dejar las cerrazones e intentar entender las cosas pero, por supuesto,
intentando situarse en contextos que no son los de uno. La formación
historiadora te aporta la capacidad de retrotraerte hacia mentalidades y
fenómenos del pasado, a la par que te llena de capacidad analítica. No
obstante, no sólo del pasado remoto vive el hombre, sino también de las cosas
que pasan y dejan de pasar en el hervor de la contemporaneidad.
A pesar de los estereotipos que nos llegan de tirios y troyanos, y sobre
todo en España, a través de la mala escuela creada por el ensayista Américo
Castro y sus mediocres discípulos, no obstante, siempre me interesaron algunas
cosas del mundo árabe, sobre todo, aquellas que no se cuentan en los grandes
medios. Por ejemplo, que árabes son los descendientes de las más antiguas
comunidades cristianas; lo cual comencé a pensarlo, muy fortuitamente, cuando
en la universidad leí Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel
García Márquez. Bicheando sobre la emigración que hubo desde finales del XIX a
principios del XX de árabes mayormente cristianos a Hispanoamérica empezó mi
curiosidad, y a los años, pude conocer el Centro Internacional para el Estudio
del Oriente Cristiano, una muy loable iniciativa del arzobispado de Granada que
se encarga, entre otras cosas, de estudios y traducciones de autores eslavos y
árabes. Gracias a los buenos amigos cristianos árabes que tengo, he podido ir
aprendiendo muchas cosas. Y es que amén de ser un apasionado de la liturgia
oriental (1), de esa sencillez y solemnidad que tanto hemos perdido en
Occidente y que sin embargo nos retrotrae a nuestras raíces hispanogodas que
mantuvieron los valerosos mozárabes, también me interesa mucho la política y la
sociedad, o mejor dicho: La cultura y la tradición en general. Y si se mantiene
en el mundo árabe esta cultura y tradición, aun con cuentagotas, es gracia a la
perseverancia de estos hermanos en la fe, y es gracias a que hay algunos buenos
gobernantes que los protegen. Y con lo que ha llovido, y con todas las falsas
revueltas provocadas por mercenarios terroristas entrenados por el
pseudo-imperio anglosionista, Bashar Al Assad, presidente de la República Árabe
de Siria y cabeza visible del panarabismo, queda como centinela del Oriente y
como esperanza máxima de ese 10% de población siria que profesa la fe
cristiana. No olvidemos, asimismo, que en Egipto entre el 10 y el 15% de la
población también es cristiana. En Irak lo era el 3%, hasta la caída de
Saddam (del mismo partido panarabista que Al Assad, pero con notables
diferencias en cuanto a praxis e intereses). En Palestina, el 80% de la ciudad
de Belén era cristiano, como lo es la aldea siria Maalula; entrambas
poblaciones, bastiones de la Tierra Santa. ¡Ni el imperio otomano, que luego
cometió los terribles genocidios contra armenios y asirios, ha supuesto tal
barrido de cristianos como sí lo supone Israel! Porque es directamente
proporcional la presencia del estado sionista con la desaparición de los
cristianos nativos, desde que en los años 40 se creó esa entidad política
pirática bajo las bases ideológicas nacionalistas/racistas de sionismo,
alejadas en verdad hasta de corrientes religiosas judaicas, bajo la supervisión
de la ONU y con la aceptación de Estados Unidos y la Unión Soviética, que no se
olvide. El sionismo estatal no es un problema actual, viene de muy atrás. No
por nada más de la mitad de la población de Jordania es de origen palestino. En
el Líbano, tirios y troyanos utilizaron la situación de los múltiples exiliados
para los más variopintos intereses, con lo que al final se saldó con un mayor
poder sionista y con el resquebrajamiento de la que era la única república
cristiana del mundo árabe, la también conocida como “Suiza de Oriente”, llamada
por la naturaleza y la historia a tener buenas relaciones con Siria; aunque por
desgracia, hablar de esto hoy parezca quimérico y suscite la más encendidas
discusiones. Por desgracia, no pocos cristianos libaneses acabaron cayendo en
enormes trampas, que a la larga, ha supuesto su división e incomprensión;
aunque ¿qué se les puede reprochar realmente? La situación fue tan terrible
como rápida, y ya se sabe que a río revuelto, ganancia de pescadores. Y la
bandera de estos pescadores es la estrella de David…
Y es que confirmamos: Las continuas injerencias y agresiones del estado de
Israel, junto a su brazo tecnológico y ejecutor angloamericano, culminan en el
entrenamiento y la financiación de toda suerte de grupos terroristas que corren
al alimón de una franquicia que llaman Al Qaeda, quizá pronto tan extendida
como McDonalds. Ahora hablan del Estado Islámico de Irak y del Levante, de
califatos restaurados y cosas similares. Curiosamente, grupos terroristas que
nunca atacan a Israel y que lo primero que hacen es arrasar barrios cristianos,
y que van a rematar a Irak y a inmiscuirse en Siria, la única nación que no ha
podido ser manipulada/derribada, la única nación que protege a sus ciudadanos
cristianos y defiende la causa palestina. Y no olvidemos que la nación siria
sigue estando invadida por Israel en los Altos del Golán.
Empero, si hay un error en el que han incurrido gobernantes del mundo
árabe, en especial (y muy dramáticamente) Saddam Hussein y Muammar Gadafi, es
creer que pueden negociar con el Occidente liberal y acabar siendo tratados por
igual. Creo que Al Assad por un momento también lo pensó, al igual que en su
día lo pensó Franco. Y es que claro, vivir “no alineado” es vivir aislado, y el
mundo político se ha ido globalizando a marchas forzadas, y al final la
tentación es mucha, y más la España que lo había pasado tan mal en la postguerra
con un embargo brutal (que Perón fue de los pocos en no suscribir), y con lo
que costó levantar el país, por una generación sin duda muy superior en todo a
las generaciones españolas actuales… Sin embargo, a Franco le hicieron pagar
muy caro su negativa a entrar en la OTAN, a reconocer al estado sionista y a
intentar un “gaullismo a la española”, si se quiere. Eso le salió más caro que
ser ayudado por italianos y alemanes en la Guerra Civil. Aunque el régimen
franquista estaba carcomido por dentro desde que surgió, al final quiso tener
una orientación política más o menos independiente, e incluso que España
tuviera el arma nuclear, si eso era posible. No se quería entrar en la OTAN, y
si no salían bien las negociaciones con la Comunidad Económica Europea, se
buscarían mercados en el Este, siguiendo acaso el modelo del egipcio Nasser. La
visita de Henry Kissinger confirmó estas sospechas y la CIA dio el empujón para
que ETA cometiera el atentado contra Carrero Blanco, el presidente que iba a
llevar a cabo esta directriz política; directriz que ellos creían que acaso a
posteriori dirigiría Juan Carlos, el que hace poco acaba de ¿abdicar? En fin:
La venganza anglosionista se sirve muy fría, aunque cada vez sean más
previsibles. Las terribles guerras provocadas en Irak y Libia, así como toda
suerte de conflictos prolongados desde Túnez a Siria (pasando por Egipto), no
sin excluir Afganistán, más al Oriente, forman parte de toda una maquinaria
belicista al servicio de intereses geoestratégicos muy concretos, que no son
otros que las insaciables ansias unipolares que van de Tel Aviv a Washington.
Aun así, no puede uno sino descubrir ante la sagacidad e inteligencia de un
Gadafi que durante tantos años se mantuvo a flote ante poderosísimos enemigos,
y que consiguió un nivel de prosperidad y estabilidad para su pueblo como no se
ha conocido en todo el África postcolonial. Basta recordar que Libia era el
único país del Magreb que no forzaba a su gente a emigrar, sino que al
contrario, acogía inmigración y empresas extranjeras a tutiplén. Ahora, sin
embargo, muchos negros que o bien son libios o bien radican en Libia, por el
hecho de ser de su raza, son masacrados por mor de ser sospechosos de
cristianos o gadafistas, o las dos cosas, mientras el Occidente liberal no sólo
calla, que por supuesto, sino que interviene directamente en esta vergüenza,
apoyando al gobierno usurpador. Una de las muchas secuelas colaterales en un
país de tradición tribal-beduina al que quieren organizar como oligarquía de
división partidista al estilo europeo o norteamericano… Modelo que creen
infalible y exportable por la fuerza a todo el mundo.
En Siria no hay ninguna guerra civil. A Siria le han montado una guerra
sucia desde fuera, a base de mercenarios chechenos, sauditas, magrebíes, negros
y conversos europeos; empujados todos, amén de por los anglosionistas, por sus
máximos aliados: Los jeques petroleros wahabitas, deseosos del poder absoluto y
aprovechadores de los roces entre suníes y shiítas dentro del mundo islámico
para imponer su versión puritana y cínica del islam, siendo aberrante tanto la
teoría como la práctica, y muy minoritaria en el conjunto de la umma.
Así las cosas, no olvidemos que los saudíes expulsaron a los cristianos de su
país, y al igual que los cristianos egipcios, libaneses, sirios, irakíes y
palestinos, eran descendientes directos de los primeros creyentes.
Empero, ¿por qué no se ha desmantelado la República Árabe de Siria? ¿Por
qué, al contrario de lo que pasó fugazmente en Túnez y dolorosamente en Libia,
y también después del particular caso egipcio y del anterior ejemplo irakí, sin
embargo Siria no se ha resquebrajado social y políticamente? ¿Por qué,
asimismo, aun teniendo los mercenarios la guerra perdida ante un ejército
potente y un pueblo unido, Estados Unidos e Israel insisten, al igual que por
otra parte, insisten en enfrentar a Kiev y Moscú, como insistieron en
desmembrar a Kosovo de Serbia? Porque no lo olvidemos: En esta locura de
política globalizada, todo se “deslocaliza”, pero al final, atando cabos, llegamos
a la madre del cordero a través de un gran corredor eurasiático y mediterráneo.
Y Siria sigue resistiendo con un orgullo ejemplar. Porque, aunque los yanquis
sigan sin saberlo, los sirios son un pueblo tremendamente orgulloso, y con
razón, pues no en vano de allí es la cuna de las civilizaciones. A los sirios
no le importará comer sólo papas y cebollas si se tercia, pero jamás van a
doblar la cerviz y mucho menos ante tan grotescos invasores extranjeros. En
Siria había ciertos sectores que estaban molestos con Al Assad pero, no sin
algún trauma causado por manifestaciones que acabaron como el rosario de la
aurora, supo recular y hacer reformas; por lo que la invasión comandada por los
anglosionistas lo que ha provocado es que tanto el pueblo como el ejército
cierren filas en torno a su legítimo y popular presidente. El desconocimiento
de la psicología del pueblo sirio, un pueblo muy diverso religiosamente
(musulmanes y cristianos de varias ramas, drusos…), con mucha gente preparada a
nivel estudioso y técnico, con una clase media muy trabajadora y emprendedora,
y con un instinto comerciante innato, están siendo bazas primordiales en contra
de las enemigas abyecciones. La proyección de sirios y libaneses en la América
Hispana, ya a través de sus descendientes, es una buena muestra del valor de
este pueblo. Y centrándonos en Siria, hay que saber que desde Damasco, se tiene
una forma de gobernar que nos recuerda a cómo se fue articulando el peronismo
argentino, aunque el general Perón se apoyó más en agentes sociales que en
partidos propiamente dichos. Si bien el Baaz, esto es, el Partido del
Renacimiento Árabe Socialista (2) es mayoritario, no gobierna solo, pues
se apoya en el llamado Frente Nacional Progresista (3), una coalición de
partidos donde se integran hasta comunistas, nacionalistas y el Partido Social
Nacionalista Sirio. Es una república presidencialista pero que en la práctica
funciona como una regencia o monarquía militar, con una continuidad y apoyo en
las distintas familias políticas que comulgan con la grandeza de la patria
siria y la unión de los pueblos arábigos. De izquierdismo tiene mucha retórica,
pero en la práctica no lo parece demasiado, pero claro, aquí entraríamos con
que seguimos unos estereotipos ideológicos totalmente desfasados, y que desde
luego, no sirven para muchas partes de este complejo mundo (4).
Otrosí, comprendamos de una vez por todas que no todo el mundo ha de
gobernarse según los preceptos partidistas de la Revolución, ya sea la
Norteamericana o la Francesa. Entrambas han generado ríos y ríos de sangre, por
lo que no están para dar muchas lecciones. Y no estamos en el siglo XVIII, ya
ha llovido bastante. Las pretenciosidad del lenguaje “ilustrado” no da mucho
más de sí, en verdad. Su falta de ciencia política ha sido tan garrafal como el
marxismo, y se ha quedado anclado en ese pasado. Hay que tener un sentido más
amplio de la complejidad de la historia, y estudiar las diferentes
idiosincrasias que pululan por un mundo que es complicado desde siempre.
Recuerdo que una vez, el actor egipcio Omar Sharif, dijo algo que me hizo
meditar: La “democracia” no es para los árabes. No creo que haya que
interpretar bajo una mentalidad occidental relativista esta revelación. Isabel
Pisano, la que fue dizque amante de Yasser Arafat QEPD, decía lo mismo para con
los árabes y la “democracia”. Con esto ni justifico ni dejo de justificar, sino
que la misma palabra “democracia” tan manoseada en la teoría y en la práctica,
no puede ser una especie de sinónimo de verdad absoluta o religión civil global
con el que estemos señalando con el dedo o buscando paraísos en la tierra. En
España, por ejemplo, tenemos un Estado que financia partidos, sindicatos y
empresarios, con unas listas cerradas impuestas por los partidos y con un
sistema electoral engañoso, que no refleja los reales votos, sino que se rige
por “proporciones”, lo cual siempre beneficia a oligarquías minoritarias… No
podíamos tener menos representatividad real. ¿Han pensado, entonces, en
convertirnos en el eje del mal? ¿A nosotros y a todos los países europeos que
se rigen por esta engañifa? Y es que asimismo, tampoco parece que corra mucha
prisa por implantar la “democracia” en Arabia Saudita o en China… Para todo hay
selectividades, supongo…
Con respecto a la República Árabe de Siria y el Baaz, se suele decir que
estamos ante un estado laico, pero en puridad, no hay tal, es decir: No como se
entiende en el Occidente progre. No es que todos los árabes sean
fundamentalistas; es más, no es que todos los árabes sean fieles cumplidores de
sus respectivos preceptos religiosos y podremos ver no pocos postureos e
incongruencias, pero por ejemplo, si bien el presidente de Siria tiene que ser
musulmán, en el Líbano las distintas representaciones se reparten entre
confesiones. No dejan de ser estados confesionales (como lo siguen siendo, por
cierto, Malta, Grecia o el imperio británico) pero sí muy respetuosos, sobre
todo con las minorías cristianas.
Y no es lo mismo ser cristiano y convertirse al islam que ser islámico y
convertirse al cristianismo, porque esto último se castiga con la muerte según
la ley islámica, por muy “laico” que se diga el país de turno; cosa que en la
práctica no es tanto, como decimos.
En fin, con todos sus fallos, es gracias a estas desarrolladas
características que la República Árabe de Siria haya sido el gobierno más
estable de la zona, hasta que llegaron los terroristas mandados por Yanquisrael
y los wahabitas. La guerra sucia está perdida y ellos lo saben, y aun así, no
dejan de entrenar y enviar terroristas. Pero siempre no se puede ganar. Si algo
demostró el Vietnam, es que el sistema no es infalible. Nadie lo es. En todo
caso, ¿quién como Dios? Y ojalá Él confirme la victoria para Al Assad, y que de
este gran sufrimiento, los cristianos árabe salgan fortalecidos, renacidos como
una gran familia que nos recuerde a los hijos de la Cristiandad de dónde
venimos y hacia dónde deberíamos ir.
No estamos diciendo que la República Árabe de Siria sea un paraíso en la
tierra. Estamos intentando analizar objetivamente, aunque reconocemos nuestras
simpatías y hasta adhesiones, porque estamos con la justicia, y estamos con
quien pelea y resiste. Nos gustaría ver a muchos señoritos occidentales ante
este papelón, a ver cuánto hubieran durado junto a su pueblo… En fin: En Siria,
con sus virtudes y sus defectos, tenemos una bandera de orgullo y dignidad (5),
un ejemplo ferviente, y más ante los que venimos de sociedades que bailan en la
cubierta del Titanic. No nos fiemos de quienes denigren a las personas y más
con epítetos de “atrasados”. Ya vimos qué fueron las ansias “desarrollistas” en
España. No más estafas con palabrerías. Apoyemos lo real, lo bueno y verdadero.
Y como dijo en el Perú el general Odría, años ha: “Hechos, no palabras”. Y los
hechos le dan la razón a Siria, y los cristianos están con Al Assad; así que
adelante.
Notas
Notas
(2)Véase, a modo introductorio :
(3) Véase, también a modo introductorio:
(4) Algo que se trató en el artículo:
Extraído de Revista La Razón Histórica
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