Jorge Garrido San Román
El asunto de si la
nacionalización de la banca es o no un dogma doctrinal del
Nacionalsindicalismo, no es ni mucho menos baladí, aunque eso en términos
prácticos sea en realidad secundario.
Posiblemente no sea propiamente
un dogma ideológico, y posiblemente el dogma que subyace en ese planteamiento
no sea otro que el de garantizar que el capital y el servicio de crédito estén
al servicio de la economía nacional, en vez de al servicio de intereses
económicos privados. Lo que no me queda muy claro es lo siguiente: si el Estado
Nacionalsindicalista únicamente despojará sus negocios a la banca comercial (es
decir, capitalista), ¿no estaríamos adoptando medidas aún peores en sus
consecuencias que la propia nacionalización? Me explico: una corporación
bancaria no podría invertir en acciones de empresas (estarían sindicalizadas),
el crédito productivo y con fines sociales sería nacional, los fondos de
pensiones pasarían a ser de la Seguridad Social (con la complicación añadida de
que suelen estar invertidos en acciones y otro tipo de productos financieros,
tanto nacionales como extranjeros), tampoco le sería posible especular con
bienes inmobiliarios (otra importante fuente de financiación), etc. ¿Me puede
explicar alguien dónde está entonces el negocio?
Es curioso, pero quienes proponen una especie
de Nacionalsindicalismo sin nacionalización de la Banca, en realidad suelen
proponer -supongo que sin querer- nada más y nada menos que asfixiar económicamente
a la Banca privada, con el consiguiente trastorno económico general. Es como lo
que hizo Mitterrand en Francia o Alán García durante su primer mandato en Perú:
como no se atrevieron a nacionalizar toda la Banca de golpe, empezaron poco a
poco y con preaviso… con el lógico desastre consiguiente, claro.
Luego está otro aspecto, no
precisamente nimio, por cierto, de la soberanía económica. Yo no puedo entender
cómo una nación puede ser soberana económicamente (lo que no quiere decir que
deba ser autárquica, ojo) si no lo es financieramente. Y si la principal fuente
de financiación de los proyectos económicos y sociales, que es la Banca, no es
nacionalizada al igual que la moneda (y hoy en España ninguna es nacional) y se
deja en manos privadas, ¿alguien me puede explicar cómo se la puede obligar a
utilizar sus recursos sin esperar beneficios importantes y pensando únicamente
en el bien común? No sé, es posible que
alguien pueda tener las suficientes dotes de persuasión para convencer a Botín
y compañía de que eso es lo correcto, pero no sé por qué me da a mí que lo que
va a pensar en un trance como ese es cómo emplear sus ingentes recursos para
conspirar contra un proceso revolucionario que no le beneficiaría demasiado…
¿Se puede dejar un arma tan importante en manos de los principales enemigos de
la Revolución Nacionalsindicalista? (¿se puede esperar que los terroristas de
la ETA se vuelvan buena gente aunque les dejemos con las pistolas que ahora
tienen?). Yo creo que no, y si no se trata de un dogma ideológico, que es
posible que propiamente no lo sea, y que sea una propuesta más bien
programática, sí es cuanto menos una consecuencia lógica del proceso
revolucionario que a mí me parece hoy por hoy incuestionable.
Además, si eso no se hace así,
¿me puede explicar alguien de dónde van a salir los ingentes recursos
necesarios para costear la Revolución, es decir, para sindicalizar las
empresas, nacionalizar los fondos de pensiones, etc.?
Luego están los que dicen: ¿cómo
se va a nacionalizar la Banca en pleno siglo XXI? Nunca olvidaré una
interesante charla que tuve hace unos años con dos importantes directivos de la
Banca española precisamente sobre este tema. Uno me reconocía que técnicamente
era algo complicado, pero perfectamente posible, aunque en la realidad nunca se
haría porque los grandes banqueros jamás tolerarían algo semejante y sólo una
época revolucionaría podría contrarrestar el enorme poder que tienen para
evitarlo. El otro no se podía ni hacer a la idea de que la nacionalización
fuera posible, así que centré mi conversación con él. Yo le pedía argumentos
técnicos que hicieran inviable una nacionalización de la Banca, pero él sólo
era capaz de decirme cosas como que “no me puedo imaginar una cosa así”, “es
que eso es una barbaridad”, “no es posible”, etc. Yo le insistía una y otra vez
en que me demostrara con razones y argumentos que efectivamente no era posible,
pero era incapaz. No encontraba argumentos porque sencillamente era un
escenario el que yo le planteaba que rompía totalmente sus esquemas. No podía
aceptarlo y punto, aunque no supiera explicar muy bien por qué.
El primer directivo me explicó
algunas de las dificultades de nacionalizar el sistema bancario, pero aunque él
tenía dudas de cómo podría funcionar un modelo alternativo por falta de
referencias prácticas actuales, sí me reconocía que en teoría no sólo era
perfectamente posible, sino que tendría algunas disfunciones menos que el
modelo actual. Esta opinión me la han repetido otros muchos después, aunque he
de reconocer que la otra también me la han repetido otros, aunque aún ninguno
me ha dado una argumentación de inviabilidad. No sé, si alguno me la da y me
convence a lo mejor cambio de opinión, pero de momento sigo sin considerar
posible una Revolución Nacionalsindicalista sin nacionalizar la Banca.
Extraído de Junta Sindicalista
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