Por Fidel Castro
Están jugando con la Revolución,
y no son capaces de imaginarse la fuerza y los recursos de una
revolución. La Revolución se prepara para defenderse de sus
enemigos; esas armas que ustedes vieron desfilar aquí, que no es más que una
parte pequeña de las armas con que cuenta el pueblo, y por aquí no desfiló sino
una parte pequeña de las fuerzas con que cuenta la nación para defenderse, pero
que ustedes fueron testigos de la gallardía, la marcialidad y el entusiasmo de
esos hombres y esas mujeres.
Debemos decir aquí que esos
hombres se han privado durante meses de sus ratos de ocio, y en ocasiones se
han privado del calor del hogar para recibir cursos durante varios meses, a
veces sin ver a la familia, para capacitarse en el manejo de esas armas; que
los hombres que manejan las baterías antitanques son todos milicianos obreros
de 20 a 30 años de edad; que los hombres que manejan los morteros pesados son
milicianos obreros de menos de 25 años de edad; que los hombres que manejan las
antiaéreas son jóvenes cuyo promedio de edad es de 17 años; que los jóvenes que
manejan las bazookas son brigadas juveniles que han escalado cinco
veces el Pico Turquino, y han pasado por durísimas pruebas. Hombres
del pueblo, hombres de extracción humilde, que fueron hoy, ante los visitantes
ilustres que nos acompañan, ¡el orgullo de la nación!
Ellos saben, ellos saben, como
dijo el poeta Neruda, que nuestra batalla es la batalla de ellos, y que nuestra
victoria es la victoria de los pueblos hermanos de América.
Y ellos marcharan con la
impresión inolvidable de lo que han visto hoy. ¿Qué han
visto?¿Un clásico desfile militar? No. Nunca
nuestro pueblo acudía a ningún desfile militar cuando las armas eran armas en
manos de los privilegios contra el pueblo. El pueblo, en cambio,
acudió en masa a ver desfilar a su fuerza armada; el pueblo aplaudió los
tanques, aplaudió los cañones, porque son sus tanques, porque son sus cañones,
porque son sus armas para defender todo lo que la Revolución ha conquistado
para ellos. Y no los defienden una casta militar, sino los defienden
las manos de los obreros humildes y de los campesinos, que han aprendido a
manejar el cañón y han aprendido a manejar las armas con la perfección que
jamás la aprenderán los privilegiados.
Y los gusanos, los privilegiados,
los parásitos y los hijos de los parásitos que quieran enarbolar la bandera
vergonzosa del crimen y de la traición a la patria, sepan que no se van a
enfrentar con “señoritos”, ¡sepan que se van a enfrentar con hombres, que
conocen del trabajo y del sacrificio! Y si todavía confiaran en que
el imperialismo los va a llevar al poder, si se hacen ilusiones, sepan lo que
deben saber. Nosotros esperamos que nadie dude de que esos hombres
que por aquí desfilaron son hombres dispuestos a morir.
El pueblo es mucho más fuerte que
cualquier oligarquía, el pueblo es mucho más poderoso que cualquier interés de
minorías; y si ellos esperan que aquí, apoyados por el imperialismo, van a
volver a ensangrentar y a oprimir la patria, sepan que no hallarán nada, sepan
que no hallarán un solo edificio entero, sepan que no hallarán una sola casa
entera ¡porque cada edificio lo vamos a defender con armas automáticas, con
ametralladoras, con bazookas y con cañones! ¡Y que
cada edificio y cada casa, los vamos a defender desde el último piso hasta el
sótano, y cuando no quede un solo piso, defenderemos las ruinas de las
casas! ¡Y que en cada edificio y en cada fortaleza habrá uno de
nosotros, en cada edificio y frente a cada grupo de hombres habrá un jefe que
no se rendirá jamás y que combatirá hasta después de la última bala!
Discurso pronunciado el 2 de enero de 1961, en el desfile de la Plaza Cívica
Para que podáis entender de que se trata esa RevoluSión, la estamos explicando en distintos capítulos en nuestro blog...
ResponderEliminarANA NO DUERME
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