jueves, 13 de agosto de 2015

MENSAJE A LAS JUVENTUDES

Por José Antonio Primo de Rivera


Los hombres inteligentes de nuestra generación se han dado cuenta, en España como en toda Europa, de que el sistema liberal capitalista del siglo XIX está en sus últimos estertores, y se aprestan –con la dura vocación para el sacrificio que existen estas épocas de paro– a alumbrar un orden nuevo.

Los marxistas creen que ese orden es necesariamente el suyo; nosotros, conformes en gran parte con la crítica marxista, creemos en la posibilidad de un orden nuevo sobre la primacía de lo espiritual.

Estas dos maneras –profundas, completas, responsables– de entender el mundo se reparten el alma de la juventud. Lo demás es cuquería, cuando no simple estupidez. Es querer hacerse los distraídos ante un mundo que cruje.

Tal es el intento de todos los grupos conservadores, se llamen como se llamen, y de sus pretendidas Juventudes y para hacerse mejor los distraídos, para que la digestión no se les inquiete con ninguna alusión molesta, se apresuran incluso a prohibir emblemas, camisas, banderas, todos los atributos de los que adivinan, más allá de las tormentas, una nueva concepción del mundo.

¡Juventudes de España! ¡Juventudes nuestras y juventudes revolucionarias marxistas, de cuyas filas vendrán muchos a nuestra revolución social y nacional! Nosotros nos combatiremos de una manera trágica a veces, pero que en su misma tragedia gana dimensiones de historia. Este Estadito liberal, anémico, decadente, nos combate a unos y otros con las medidas angustiosas, chinchorreras e inútiles que le, sugiere su inspiración agonizante. ¡No importa! Esto pasará, y vosotros, o nosotros, triunfaremos sobre las ruinas de lo que por minutos desaparece. Para bien vuestro y nuestro –aunque ahora no lo creáis y aunque a veces hayamos dialogado a tiros–, será nuestra revolución nacional la que prevalezca. ¡Arriba España!


Arriba, núm. 15, 27 de junio de 1935

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