jueves, 8 de enero de 2015

EL MAL DE LA UNIPOLARIDAD

Por Alexandr Dugin


El mundo de hoy es unipolar, con el Occidente globalizado en su centro y con los Estados Unidos como su núcleo.

Este tipo de unipolaridad tiene aspectos geopolíticos e ideológicos. Geopolíticamente supone la dominación estratégica de la Tierra por la hiperpotencia norteamericana, y el esfuerzo de Washington por organizar el equilibrio de poder en el planeta, de tal modo que pueda gobernar el mundo según sus propios intereses nacionales (imperialistas). Esto es negativo porque priva a otros estados y naciones de su soberanía real.

Cuando sólo hay una instancia para decidir quién es bueno y quién es malo, y quién debe ser castigado, entonces lo que tenemos es una especie de dictadura global. Estoy convencido de que esto no es aceptable. Por lo tanto, debemos luchar contra ello. Si alguien nos roba nuestra libertad, tenemos que reaccionar. Y reaccionaremos. El imperio americano debe ser destruido. Y en algún momento será destruido.

Ideológicamente, la unipolaridad se basa en valores modernos y posmodernos, que son abiertamente anti-tradicionales. Comparto la opinión de René Guénon y Julius Evola, que consideraban la modernidad y su base ideológica (el individualismo, la democracia liberal, el capitalismo, el conformismo, etc.), como las causas de la futura catástrofe de la humanidad, y de otra parte, la dominación global de las actitudes occidentales como la razón de la degradación final de la tierra. Occidente está llegando a su fin y no debemos permitir que arrastre consigo hacia el abismo todo lo demás.

Espiritualmente, la globalización es la creación de la Gran parodia, el Reino del Anticristo. Y los Estados Unidos están en el centro de su expansión. Los valores estadounidenses pretenden ser valores “universales”. Esta es una nueva forma de agresión ideológica contra la multiplicidad de culturas y tradiciones que aún existe en otras partes del mundo. Estoy decididamente en contra de los valores occidentales que son esencialmente modernos y posmodernos, y que son promovidos por los Estados Unidos mediante la fuerza y a través de la imposición (Afganistán, Irak, ahora Libia, Siria e Irán mañana).

Por lo tanto, todos los tradicionalistas deberían estar en contra de Occidente y de la globalización, y en contra de la política imperialista de los Estados Unidos. Esta es la única posición lógica y consecuente. Así, los tradicionalistas y los partidarios de los principios y valores tradicionales deben oponerse a Occidente y defender el mundo restante (si el mundo restante muestra signos de conservar la Tradición, en parte o en su totalidad).

Puede haber, y realmente hay hombres en el Oeste y en los Estados Unidos de América que no aceptan el actual estado de cosas, que no aprueban la modernidad y la posmodernidad, y que son defensores de la tradición espiritual del Occidente pre-moderno. Ellos deberían estar con nosotros en nuestra lucha común. Deberían participar en nuestra rebelión contra el mundo moderno y posmoderno. Y lucharíamos juntos contra un enemigo común.

La otra cuestión es la estructura de un posible frente anti-globalista y anti-imperialista, y sus participantes. Creo que hay que incluir en él a todas las fuerzas que luchan contra Occidente, los Estados Unidos, contra la democracia liberal, y contra la modernidad y la posmodernidad. El enemigo común es el elemento necesario para todo tipo de alianzas políticas. Los musulmanes, los cristianos, los rusos y los chinos, los izquierdistas o los derechistas, los hindúes o los judíos que desafían el actual estado de cosas, la globalización y el imperialismo estadounidense son virtualmente amigos y aliados. Nuestros ideales pueden ser diferentes, pero tenemos en común una cosa muy fuerte: la realidad actual, que detestamos. Nuestras divergencias de ideales son potenciales (in potentia). Pero el desafío al que nos enfrentamos es actual (in actu). Es por lo tanto la base para un nueva alianza. Todos los que comparten un análisis negativo de la globalización, de la occidentalización y de la posmodernización, deberán coordinar sus esfuerzos en la creación de una nueva estrategia de resistencia a la omnipresencia del mal. Y podemos encontrar a “los nuestros” en los Estados Unidos también, entre aquellos que optan por la Tradición contra la decadencia actual.

No hay comentarios:

Publicar un comentario