domingo, 30 de junio de 2013

JEAN THIRIART, EL LENIN DE LA REVOLUCIÓN EUROPEA

Por René Pellissier



Articulo aparecido en Le Partisan Européenne, número 9 enero 1987, y publicado en “La Nazione Europea”. Febrero 2005

Cofundador del Comité d’Action de Défense des Belges à l’Áfrique (CADBA), constituído en julio de 1960, inmediatamente después de las violaciones de Leopoldvlile y de Thysville, de las que fueron víctmas los belgas de Congo y cofundador del Mouvement d’Action Civique que sucedió al CADBA, el belga Jean Thiriart, en diciembre de 1960, lanzó la organización Jeune Europe, que durante varios meses será el principal sostén logístico y base de retaguardia de la OAS-Metro. 


Hasta aquí, parecería nada más que la trayectoria, en definitiva, clásica de un personaje de la derecha más extrema. 

No obstante, los partisanos europeos deben mucho a Thiriart – y lo que le deben no permite ciertamente clasificarle de… ¡“extrema-derecha”! Le deben la denuncia de la “impostura llamada Occidente” (es el título de un editorial de Jean Thiriart en la publicación mensual “La Nation Européenne”, nº 3, 15 marzo/15 abril 1966 (1) y la denuncia de los siniestros payasos que son sus defensores, desde Henri Massis a Ronald Reagan; la designación de los Estados Unidos como el principal enemigo de Europa (Thiriart añadió desde 1966, el sionismo – la revista “Conscience Européenne” que tomaba como referente a Thiriart, titulaba su número 7 (abril de 1984): “Imperialismo americano, sionismo: un solo enemigo para la Nación Europea”) Le deben la idea de una Europa independiente y unida de Dublín a Bucarest, después de Dublín a Vladivostok (2) y la idea de una alianza con los nacionalistas árabes y los revolucionarios del Tercer Mundo. Le deben por fin, el esbozo, con la organización Jeune Europe, de un Partido Revolucionario europeo, que se inspira en los principios leninistas y la versión modernizada de un socialismo que quiere ser nacional (Nación europea), comunitario y “prusiano”.

El recorrido de Thiriart y la influencias ideológicas que ha sufrido, no hacen de él, a priori, un personaje de extrema derecha. Nacido en Lieja en una familia liberal, que tenía una estrecha simpatía por la izquierda, Thiriart milita en la Jeune Garde socialista y en la Unión Socialista antifascista. Después durante la guerra colabora con el Fichte Bund, organización de inspiración nacionalbolchevique, dirigida desde Hamburgo por el doctor Kessemaier. Al mismo tiempo es miembro de la AGRA (Amigos del Gran Reich Alemán), que agrupaba en Bélgica a los elementos de extrema izquierda favorables a la colaboración europea y a las anexiones al Reich. En los años 40, el corpus doctrinal thiriarista está ya cimentado. Desde esta época, se le puede clasificar como de revolucionario y europeo.

Solo particulares circunstancias políticas (independencia del Congo, secesión de Kananga, cuestión argelina, problema rhodesiano, etc.) le llevan en los años 1960 a 1965 a abrazar, provisionalmente, las tesis de la extrema derecha. Se empeña, de hecho, en la lucha por el Congo belga (después, el Katanga de Moise Chombé), por la Argelia francesa y Rodhesia; porque le parece que a Europa económica y estratégicamente le es necesario el control de África. Thiriart es un firme defensor de Euráfrica. Más aun, Thiriart lleva el apoyo de Jeune Europe a la OAS, porque una Francia-OAS le parece el trampolín ideal para la auspiciada Revolución europea.

Pero entre 1964 y 1965, Thiriart se separa de la extrema derecha, de la cual rechaza en bloque: el pequeño nacionalismo, el anticomunismo intransigente, la sumisión a los intereses capitalistas, el atlantismo, el prosionismo y –particularmente entre los franceses – el racismo antiárabe y el espíritu de cruzada contra el Islam. Resultando fallida la experiencia de la OAS (dividida, pusilánime, sin ideología revolucionaria o un programa político coherente), Thiriart vuelve sus esperanzas, primero sobre el gaullismo (1966), después intenta obtener el apoyo chino (a través de Ceaucescu se encuentra con Chu en Lai en Bucarest) y por fin, el apoyo árabe.

Su empeño revolucionario y su pragmatismo le llevan, después de haber combatido por el Congo belga y la Argelia francesa, a auspiciar la alianza Europa-Tercer Mundo (3) Thiriart, a pesar de todo, no ha renegado de sus planteamientos; su proyecto sigue siendo el mismo: la unidad e independencia de Europa. Su lucidez le permite distinguir tanto en las guerras coloniales, como en las luchas políticas que se han sucedido, al mismo enemigo de Europa: los Estados Unidos, que en una época armaban y apoyaban las revueltas contra las colonias europeas para sustituir a los colonizadores europeos y que hoy apoyan masivamente el sionismo, cuya agitación belicista y “antirracista” en Europa (racista en Israel, el sionismo es antirracista en el resto del mundo) amenaza la supervivencia misma de Europa.

En 1969, desilusionado por el relativo fracaso de Jeune Europe y por la timidez de los apoyos externos, Jean Thiriart renuncia provisionalmente a la lucha. Pero en los años 70-80, su influencia, la mayoría de las veces indirecta, se deja sentir en el ala radical (neo-fascista) de los movimientos de extrema-derecha, donde el ideal europeo se abre camino, sobre los grupos nacional revolucionarios y socialistas europeos que se inspiran a la vez en Evola, Thiriart y el maoísmo (4) (se trata en particular de la Organización Lotta di Popolo en Italia, Francia y España y, en gran medida, en sus correspondientes alemanes de Aktion Neue Rechte, tras Sache des Volkes, cfr. Orion nº 62) y por fin sobre la Nouvelle Droite (a partir del giro ideológico operado en los años 70-80 por la joven generación del GRECE, entorno a Guillaume Faye)

En 1981, Thiriart rompe el silencio que guardaba desde 1969 y anuncia la publicación de un libro: El Imperio eurosoviético de Vladivostok a Dublín. A esas alturas preconiza la unificación de Europa por parte del Ejército Rojo y bajo la guía de un Partido Comunista (euro)-soviético preventivamente desembarazado del chauvinismo panrruso y del dogmatismo marxista (5). Hoy Thiriart se define como un nacionalbolchevique europeo. Pero no ha hecho más que precisar y ajustar a la situación política actual los temas que defendía en los años 60. Al mismo tiempo, bajo el impulso de Luc Michel han visto la luz un Parti Communitariste Nacional-Européen y una revista: Conscience Européenne; que retoman lo esencial de las ideas de Thiriart.

Si se quiere, Thiriart ha sido el Lenin de la Revolución Europa, pero un Lenin que sigue esperando su octubre de 1917. Con la organización Jeune Europe intentó crear un Partido revolucionario europeo y de suscitar un movimiento de liberación a escala continental, en una época en la cual el orden de Yalta era contestado tanto en el Oeste por De Gaulle, como en el Este por Ceaucescu y por los diversos nacionalcomunismos. Pero ese intento no se consiguió por la falta de serios apoyos externos y de un terreno favorable en el interior (o sea, una crisis política y económica que habría podido conseguir las masas disponibles para una acción revolucionaria a gran escala)

No es cierto que este apoyo y este terreno falten aun durante mucho tiempo. Es importante seguir ininterrumpidamente el camino trazado por Jean Thiriart. Esto es: difundir los conceptos thiriaristas y formar sobre el modelo de Jeune Europe, los cuadros de la Europa revolucionaria del mañana.

Notas:

  • (1) El tema antioccidental será retomado, cerca de quince años más tarde, por la Nouvelle Droite, en la revista Eléments (nº 34, “Pour en finir avec la civilisation occidentale” , abril/mayo 1980)
  • (2) La idea de la Gran Europa, de Dublín a Vladivostok, aparece tímidamente en los escritos de Jean Thiriart a principios de los años 60. El neo-derechista Pierre Vidal, defiende esta idea en el artículo titulado: “Objectif Sakhaline”, en Elements nº 39 verano 1981
  • (3) La alianza Europa-Tercer Mundo es objeto de un libro de Alain de Benoist, Más allá de Occidente. Europa-Tercer Mundo: la nueva alianza, La Rocía di Erec.
  • (4)Para muchos militantes nacional revolucionarios, la Libia del Coronel Ghadafi, así como la revolución islámica han reemplazado hoy a la China popular como modelo.
  • (5) En los años 60 Thiriart teorizaba sobre la formación de Brigadas Europeas, que tras haberse adiestrado en teatros de operaciones externos (Próximo Oriente y América Latina) regresarían a suelo europeo cuando se verificasen las condiciones políticas para una guerra de liberación. La dirección política de esta operación correspondería al Partido Revolucionario Europeo, preconfigurado por Jeune Europe. En los años 80, en el espíritu de Thiriart, el Ejército Rojo y el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) reemplazaron a las Brigadas Europeas y a Jeune Europe
Extraído de: Thiriart

SEVILLA EN LLAMAS


TdE/La pasada madrugada del 24 al 25 de junio, media docena de militantes de la delegación sevillana del Movimiento Social Republicano, recorrieron las calles de la capital hispalense durante horas colocando carteles de la campaña actual “Nuevas ideas para una nueva España”. Además, varios de nuestros militantes universitarios, hicieron lo propio el día 25 en las facultades de Filología, Geografía e Historia y el Rectorado de la Universidad de Sevilla.




Esta nueva delegación sigue la llama del Movimiento Social Republicano a nivel nacional con muchas fuerzas y ganas, esperando sacar adelante este proyecto. Sabemos que no son pocos los enemigos a los que nos enfrentamos, pero no por ello pensamos en rendirnos.

Sec. de Comunicación de la Federación Sur

Extraído de: Tribuna de Europa

sábado, 29 de junio de 2013

FRENTE SINDICALISTA REVOLUCIONARIO: OPOSICIÓN FALANGISTA AL FRANQUISMO (I)

Narciso Perales, miembro principal del FSR

“En 1963 se crea el Frente Nacional de Trabajadores, bajo la dirección de Narciso Perales y Ceferino Maestú, y poco después su rama estudiantil, el Frente de Estudiantes Sindicalistas (FES) a cuyo frente estaban Jorge Perales, Sigfredo Hillers y José Real, y en el que se agrupaban elementos disidentes de la Escuela Provincial de Mandos del Frente de Juventudes, junto a militantes más jóvenes. El F.E.S. se caracterizó por una reivindicación del falangismo joseantoniano que incurría, en opinión del resto de las organizaciones falangistas, en un excesivo dogmatismo, apelando a una ortodoxia fuera de tiempo.

Poco tiempo después, los conflictos surgidos entre el Frente Nacional de Trabajadores y el Frente de Estudiantes Sindicalistas, acerca de las directrices que se debían seguir, pero motivados por también determinados antagonismos personales, dieron lugar a la escisión de ambos grupos, convirtiéndose el Frente Nacional de Trabajadores en el Frente Sindicalista Revolucionario.

El FSR, dirigido por Narciso Perales, atrajo en 1966 a sus filas a Manuel Hedilla, lo que sin duda era una baza importante de cara a la competencia con el resto de los grupos disidentes. Hedilla, designado en abril de 1937 Jefe Nacional de FE de las JONS, en “ausencia” de José Antonio Primo de Rivera, había sido encarcelado por contravenir las órdenes dictadas por Franco una vez promulgado el Decreto de Unificación. Desde 1947, año en el que se puso fin al confinamiento al que fue sometido a la salida de la cárcel, Hedilla se había propuesto su rehabilitación política, lo que implicaba, aunque fuera indirectamente, un reavivamiento de los planteamientos que ya venían defendiendo desde hacía más de dos décadas los sectores falangistas disidentes, los cuales encontraban ahora una importante ayuda para su causa, aunque solo fuera por el mito que representaba Hedilla en cuanto represaliado del franquismo. Sin embargo, Hedilla no tardará en desligarse del FSR y acabará fundando, impulsado por sectores falangistas más conservadores, una nueva agrupación política, el Frente Nacional de Alianza Libre, de escasa significación.

A partir de entonces, la línea ideológica del FSR será marcada por Narciso Perales hasta que, a partir de 1970, recobren nuevo vigor los sectores sindicalistas que han ido abandonando sus orígenes falangistas. Este grupo acabará conformando, años después, el Partido Sindicalista.

Lo que a simple vista percibimos al pasar las páginas de las publicaciones del FES y de una buena parte de los boletines de los Círculos Doctrinales José Antonio (especialmente a partir de 1965), es la inclusión de un amplio número de escritos y discursos de las jefaturas de la primitiva Falange, en especial de los textos de José A. Primo de Rivera, y un constante recurrir a las efemérides de la historia del falangismo y a su calendario necrológico (asesinato de Matías Montero, ejecución de Primo de Rivera, el Cuartel de la Montaña) para elaborar una serie de escritos escasamente novedosos y en los que se insistía machaconamente en el hecho de que el programa falangista no había sido cumplido por el franquismo.

Nada parecido se encuentra en las páginas elaboradas por el F.S.R. En ellas, siguiendo la tesis de Perales de salvar la “substancia” más que la forma, que se considera perdida, y dado que de lo que se trataba era de procurar la atracción no sólo de falangistas dispersos sino de potenciales militantes del anarcosindicalismo, o de gentes no vinculadas a ninguna doctrina política en especial pero descontentos con la escasa atención que recibían las clases menos privilegiadas por parte del régimen, el nombre de Falange no aparecía por ninguna parte y la terminología falangista, a la que se recurría en escasas ocasiones (y de la que se prescinde desde finales de 1971), era tamizada o sometida a un proceso de readecuación, lo que para los puristas joseantonianos constituía una evidente distorsión o traición.

En el primer manifiesto doctrinal del F.S.R. encontramos unas líneas básicas de definición, sustentadas en un contenido anticapitalista, anticomunista, antiburgués y obrerista, enlazando con los posicionamientos de la disidencia falangista (con una clara referencia al “Movimiento que no se mueve”). El F.S.R., en opinión de sus dirigentes, nace para hacer frente:

  • A la explotación de los asalariados, que cada día perciben una parte proporcionalmente menor del producto de su esfuerzo, potenciado cada día más por la técnica.
  • A la especulación de solares y viviendas, el fraude financiero y comercial, el cohecho de los funcionarios públicos, la impunidad para los delincuentes y capitalistas. 
  • Al crecimiento de los grupos financieros que manejan los resortes del Estado a su beneficio.
  • A los intelectuales que quieren canalizar el descontento del pueblo español de forma que se salve el capitalismo con la apariencia de una democracia falsa: la democracia burguesa.
  • A los comunistas que pretenden poner el Movimiento Obrero al servicio de una de las dos potencias imperialistas, y hacer triunfar en España una revolución traicionada y fracasada en Rusia, Polonia, Hungría, Checoslovaquia, etc.; y que acabó en otra forma de explotación a los trabajadores.
  •  A la sociedad burguesa, corrompida por la propaganda, el erotismo, el lujo y la comodidad.”


Extraído de: La extrema derecha en España del Tardofranquismo a la consolidación de la democracia (1967-1982) Rodríguez Jiménez, José Luis; Fernández García, D. Antonio

Copiado de: http://eprints.ucm.es/2360/1/AH0033802.pdf (Formato PDF), respetando posibles faltas de ortografías.

PUEBLO INDÓMITO

Con este mensaje, nace este blog de internet llamado PUEBLO INDÓMITO. No representa a ninguna asociación, partido político o grupo de personas, sino que es una simple bitácora donde colgaré imágenes, textos, noticias, enlaces y vídeos que inviten a la reflexión, a la crítica y a la disidencia. La mayoría de mensajes tendrán que ver con la Tercera Vía, pero podrán aparecer textos de otras ideologías (marxistas, libertarios...) con el fin de reflexionar sobre ellos y debatir.