Natella Speranskaja ha entrevistado al director de “Eurasia. Revista de Estudios Geopolíticos”, Claudio Mutti, sobre el tema: “Teoría de un mundo multipolar”, a la cual está dedicada la conferencia internacional que el Movimiento Eurasiatico
 ha organizado en la Universidad Estatal de Moscú los días el 25-26 de 
abril de 2012. Reproducimos a continuación las preguntas y respuestas.
Claudio Mutti haciendo la Quenelle, famoso gesto antisionista.
P.- ¿Cuál es su punto de vista acerca del
 actual orden mundial y el sistema internacional? ¿Cree “justo” el 
presente orden mundial? Sí es si, ¿Por qué? Sí es no, ¿Cómo piensa que 
pudiera ser cambiado? ¿Ya está cambiando?
R.- Sí, reconociéndonos herederos de los 
griegos, aceptamos la concepción aristotélica según la cual el Orden es 
aquella disposición armónica (táxis) que, junto con el mundo, tiene su 
principio en el Intelecto Universal (noûs), entonces estamos obligados a
 constatar que el actual sistema internacional no es un orden, y tanto 
menos justo. No es un Orden, porque no se fundamenta sobre el noûs, sino
 en la epithymía, sobre aquel deseo desmedido que se ha manifestado 
históricamente en la plutocracia usurocrática y en el imperialismo, y 
que hoy es representada en sumo grado por los Estados Unidos de América.
 No es justo, porque Justicia significa dar a cada uno lo suyo, suum 
cuique tribuere, mientras en el actual sistema internacional no sólo no 
se entrega a los pueblos lo que les corresponde, sino que hasta se les 
despoja de su tierra y agua, como ocurre, por ejemplo, en Palestina 
ocupada por los sionistas. El sistema unipolar se configura por lo tanto
 como una forma de tiranía mundial. Pero esta tiranía está empezando a 
vacilar, porque el delinearse de otras potencias continentales 
preanuncia el paso del mundo a un ordenamiento menos injusto que el 
actual.
P.- ¿Cuál es su opinión acerca de la 
teoría de la hegemonía estadounidense, es decir, del unipolarismo? ¿Cómo
 la globalización se vincula a esto? ¿Es bueno o malo para la población 
del planeta? ¿Cuál es, según Usted, el aspecto principal de este dominio
 hegemónico? ¿El militar? ¿El cultural? ¿El económico? ¿Algún otro 
factor o alguna otra combinación de factores?
R.- Es evidente que el proyecto 
estadounidense de hegemonía unipolar se rige sobre una combinación de 
factores de variada naturaleza. Ciertamente, hay el factor militar, que 
consiste en el control global ejercido por medio de una red de bases 
militar desplazadas en puntos estratégicos. Existe el factor económico, 
por el cual el trabajo y las riquezas de los pueblos son expropiadas a 
través de los mecanismos usurocráticos instalados en los EE.UU.
 Existe el factor cultural: una auténtica colonización del imaginario, 
del pensamiento y de la vida cotidiana que no se expresa solamente sobre
 el plano de los símbolos, del arte, de la música, del espectáculo, de 
la gastronomía, de las diversiones sino, sobre todo, en la heideggeriana
 “casa del Ser”, o bien sobre el plano lingüístico, tanto es verdad que,
 aun cuando no estamos obligados a comunicarnos en inglés, introducimos 
en nuestro discurso préstamos y calcos de origen inglés. Pero también 
hay un potente factor de tipo “religioso”: un mesianismo secularizado 
fundado sobre una presunta investidura divina de tipo 
veterotestamentaria, una verdadera y propia inversión paródica, en la 
que mis amigos rusos sin dificultad detectarán la marca característica 
del Anticristo.
P.- ¿Cuáles países, grupos de países o 
fuerzas sociales y políticas podrían estar en capacidad de desafiar la 
hegemonía norteamericana? ¿Y cómo?
R.- La hegemonía estadounidense puede ser
 desafiada solamente de una potencia o de un bloque de potencias en 
posesión de aquellos mismos requisitos que han permitido a los EE.UU.
 escalar al poder mundial: dimensiones continentales, fuerza 
demográfica, desarrollo tecnológico e industrial, armamento atómico, 
prestigio cultural, sistema político fuerte, voluntad de potencia. Por 
tanto sólo la unión Eurasiatica y China pueden constituir el punto de 
apoyo de un bloque continental capaz de expulsar a los Estados Unidos de
 nuestro hemisferio.
P.- ¿Qué piensa de la idea de globalismo y gobierno global? ¿Es posible? ¿Es deseable?
R.- Hace siglo y medio, Ernst Jünger 
planteó el advenimiento del Weltstaat (Estado Mundial) como coronamiento
 final de la globalización, como inevitable resultado político de la 
acción ejercida por fuerzas de alcance mundial, como la técnica y la 
economía. Pero Jünger, por cuanto reconoce que la especificidad humana 
consiste en la libertad del querer, considera al hombre como “hijo de la
 tierra” y por lo tanto lo ve implicado en un proceso cósmico 
determinado por fuerzas contraventoras del espacio de la libertad 
humana. A esto se podría objetar fácilmente recurriendo a los términos 
de la doctrina taoísta, según el cual el ”Hombre Verdadero” es por 
excelencia “Hijo del Cielo y de la Tierra”, así que su voluntad, 
cooperando conscientemente con el Cielo, puede hacer de contrapeso al 
destino terrestre y neutralizarlo.
P.- ¿Es posible un orden mundial 
multipolar? ¿En la época actual, a qué podría parecerse? ¿Un orden 
mundial multipolar sería preferible a un orden mundial unipolar o 
bipolar? ¿Por qué?
R.- Sin ninguna duda el orden multipolar 
es preferible al monopolarismo y al bipolarismo, porque garantiza mayor 
equidad en la distribución de la potencia geopolítica. ¿A qué podría 
parecerse? Incluso siendo consciente del hecho que omnis comparatio 
claudicat (toda comparación falla), todavía pienso al multipolarismo 
como una proyección sobre la escala eurasiática tal como el diseño del 
Zar Alejandro I: un tipo de Santa Alianza que reemplace a los viejos 
imperios europeos por los polos emergentes en el Continente. La unidad 
continental indiolatina completaría el panorama del mundo multipolar, en
 el que Estados Unidos de América, en la hipótesis más favorable para 
ellos, volvería a ser exclusivamente una entidad política 
norteamericana.
P.- ¿Qué cosa define un “polo” en la 
teoría de las relaciones internacionales? ¿Como pone Usted en 
correlación el concepto de “polo” con otros conceptos estructurales del 
análisis de las relaciones internacionales, tales como: “Estado 
soberano”, “Imperio”, “Civilización”? ¿La soberanía, en cuanto concepto,
 es puesta en tela de juicio por la globalización y la posibilidad de 
gobierno mundial? ¿Es válida la “teoría de la civilización” como 
instrumento conceptual en el estudio de las relaciones internacionales?
R.- Geopoliticamente entendido, un “polo”
 es un Estado soberano del cual parten líneas de fuerza capaces de 
atraer y de agregar los territorios contiguos. En otras palabras, un 
“polo” es un centro catalizador que realiza la integración de un área 
geopolítica en la cual prevalecen comunes elementos de civilización. En 
cuanto al concepto de “Imperio”, éste es actualmente malentendido 
completamente, tanto es verdad, que muchos, confundiendo la realidad con
 su siniestra caricatura, hablan hasta de ¡”impero americano”! Para 
hablar específicamente y correctamente de Imperio, es necesario, como 
mínimo, que sea una construcción política de grandes dimensiones 
territoriales, cuyo principio constitutivo no sea nacional y dentro de 
la cual convivan muchos pueblos, naciones y comunidades religiosas. A 
tal propósito se puede prometer la fórmula romana: fecisti patriam 
diversis gentibus unam (con pueblos distintos hiciste una sola patria).
P.- ¿Cómo percibe el papel de su país en un posible sistema multipolar?
R.- Siendo ocupada militarmente por los EE.UU.
 y por tanto obligada a desarrollar el papel de portaaviones americano 
en el Mar Mediterráneo, Italia hoy no es libre para desarrollar aquella 
función natural que su misma posición geográfica le determina, en 
dirección del Norte de Africa y del área balcánico-danubiana. Por tanto 
sólo la desarticulación del sistema occidental y el consiguiente pasaje 
del mundo a un ordenamiento multipolar podrá permitir a Italia, 
integrada en una Europa unida y soberana, valorizar su propio potencial 
geopolítico.
P.- ¿Cuáles tendencias del desarrollo del
 mundo moderno cree positivas y cuáles negativas? ¿Según Usted, qué se 
podría hacer para mejorar las negativas y reforzar las positivas?
R.- Las más graves enfermedades del 
espíritu contemporáneo son aquéllas representadas, en sumo grado, por la
 civilización occidental: individualismo, racionalismo, materialismo, 
hedonismo. Todas estas tendencias son atribuibles a una única raíz: la 
negación del Principio metafísico y por lo tanto de una finalidad última
 que oriente el curso de la vida. Las medicinas aptas para la cura de 
estas enfermedades “occidentales” pueden ser provistas por las doctrinas
 espirituales, que son patrimonio tradicional del continente 
eurasiático.
P.- ¿Existe, concretamente, la amenaza de una Tercera Guerra Mundial?
R.- Ciertamente existe. La guerra contra 
Irán ya empezó con el ataque terrorista a Siria, se integra al proyecto 
estratégico estadounidense de recuperar el control del “territorio 
costero”, control fundamental para encerrar a Rusia e impedir que la 
“Tierra central” se convierta en el centro del poder mundial. Desearía 
equivocarme, pero me inclino a pensar que la crisis económica induzca a 
los EE.UU. a recurrir a la fuerza militar, acelerando los tiempos del choque.
Traducción: Francisco de la Torre, extraída de Página Transversal
Original (en italiano): Eurasia. Rivista di studi geopolitici

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