Por Evita Perón
Entre los hombres fríos de mi
tiempo señalo a las jerarquías clericales cuya inmensa mayoría padece de una
inconcebible indiferencia frente a la realidad sufriente de los pueblos.
Declaro con absoluta sinceridad que me duelen como un desengaño estas palabras
de mi dura verdad. Yo no he visto sino por excepción entre los altos
dignatarios del clero generosidad y amor... como se merecía de ellos la
doctrina de Cristo que inspiró la doctrina de Perón. En ellos simplemente he
visto mezquinos y egoístas intereses y una sórdida ambición de privilegio.
Yo los acuso desde mi indignidad,
no para el mal sino para el bien. No les reprocho haberlo combatido sordamente
a Perón desde sus conciliábulos con la oligarquía. No les reprocho haber sido
ingratos con Perón, que les dio de su corazón cristiano lo mejor de su buena
voluntad y de su fe. Les reprocho haber abandonado a los pobres, a los
humildes, a los descamisados, a los enfermos, y haber preferido en cambio la gloria
y los honores de la oligarquía. Les reprocho haber traicionado a Cristo que
tuvo misericordia de las turbas. Les reprocho olvidarse del pueblo y haber
hecho todo lo posible por ocultar el nombre y la figura de Cristo tras la
cortina de humo con que lo inciensan.
Yo soy y me siento cristiana. Soy
católica, pero no comprendo que la religión de Cristo sea compatible con la
oligarquía y el privilegio. Esto no lo entenderé jamás. Como no lo entiende el
pueblo.
El clero de los nuevos tiempos,
si quiere salvar al mundo de la destrucción espiritual, tiene que convertirse
al cristianismo. Empezar por descender al pueblo. Como Cristo, vivir con el
pueblo, sufrir con el pueblo, sentir con el pueblo. Porque no viven ni sufren
ni sienten ni piensan con el pueblo, estos años de Perón están pesando sobre
sus corazones sin despertar una sola resonancia. Tienen el corazón cerrado y
frío. ¡Ah, si supieran qué lindo es el pueblo, se lanzarían a conquistarlo para
Cristo que hoy, como hace dos mil años, tiene misericordia de las turbas!
Extraído de su libro Mi mensaje
No hay comentarios:
Publicar un comentario